Emprender un negocio puede ser una experiencia muy gratificante. Sin embargo, es necesario contar con unas bases sólidas que minimicen los riesgos y favorezcan su éxito. En este tutorial, te proponemos un conjunto de pasos previos que te permitirán lanzar tu proyecto con mayor seguridad.
Identificar una idea competitiva y motivadora
A menudo, se insiste en la creatividad a la hora de emprender un negocio. Sin embargo, también es importante tener presente que este factor no garantiza el éxito del proyecto. De hecho, las ideas disruptivas incrementan el riesgo inherente al emprendimiento.
Por supuesto, eso no significa que la creatividad no pueda tener un importante papel. Esta puede suponer la consecución de una ventaja dentro del mercado, especialmente si la idea está en consonancia con el factor clave durante los primeros pasos del emprendimiento. Es más, durante las primeras etapas como emprendedor, es importante adoptar una actitud flexible que permita realizar cambios en el modelo de negocio con la mayor agilidad posible.
Por otra parte, es recomendable que dicha idea funcione como un elemento motivador a la hora de emprender un negocio. Al fin y al cabo, el lanzamiento de un nuevo negocio supone asumir un gran riesgo, así como un gran esfuerzo en múltiples áreas. La inversión económica y el sacrificio del tiempo dedicado a la familia pueden afectar a lo que se conoce como el “depósito emocional” de cada persona. Sin embargo, cuando trabajas en una idea de negocio con un claro propósito que te motive, serás más capaz a la hora de superar los inevitables obstáculos que aparecerán por el camino.
Investigar el mercado y verificar la idea de negocio, punto fundamental para emprender un negocio
Una vez se cuenta con una idea, es imprescindible validarla en el mercado. En primer lugar, se debe recabar toda la información posible. Lo que incluye aspectos como:
- Los principales competidores.
- Las características de su modelo de negocio.
- Las características y ventajas del producto o servicio, conocer lo que atrae a los clientes.
- Las tendencias del mercado, que puedan determinar el presente y futuro del negocio.
- La importancia de la localización geográfica, así como las posibilidades de digitalización del negocio.
Si se carece de experiencia, es aconsejable contar con el asesoramiento oportuno, que permita enfocar adecuadamente la investigación del mercado.
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En segundo lugar, es muy recomendable que, como emprendedor, se haga una prueba de concepto con un producto o servicio mínimo viable. Esto implica realizar una pequeña inversión con la que desarrollar un primer producto y testearlo en el mercado.
En el caso del mercado digital, es relativamente fácil crear una página de aterrizaje y lanzar una campaña de anuncios con la que comprobar si existe una audiencia interesada en dicho producto.
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Creación del plan de negocio
Llega el momento de planificar el lanzamiento y despliegue del negocio. Esto implica la elaboración de un plan que cubra todos los aspectos financieros y estratégicos relevantes, tales como:
- Propuesta de valor.
- Mercado objetivo.
- Modelo de captación y gestión de clientes.
- Financiación necesaria.
- Localización y digitalización.
- Perspectivas de crecimiento y objetivos de negocio.
Al igual que en el caso anterior, es recomendable contar con la ayuda de expertos que guíen en la correcta creación del plan de negocio. Existen numerosas incubadoras y aceleradoras de negocio que pueden proporcionar el asesoramiento y apoyo apropiados.
Determinación de la estructura legal y alta de la actividad
Además de un plan de negocio, es necesario decidir la estructura legal con la que se va a lanzar el proyecto, emprender como autónomo es diferente a crear una empresa. En el caso de España, suele ser aconsejable montar una empresa cuando se prevé o se ha logrado alcanzar una facturación superior a los 85.000 euros. Esto se debe, sobre todo, a que la carga impositiva del Impuesto de Sociedades puede resultar más favorable que el IRPF que se debe pagar en calidad de autónomo.
Sin embargo, por debajo del dicho importe, los gastos inherentes a la gestión de la empresa y el cumplimiento de sus obligaciones fiscales pueden hacer más recomendable operar como trabajador autónomo. Evidentemente, la constitución de una empresa implica otras ventajas, tales como la limitación de la responsabilidad de las deudas asumidas.
Por otra parte, para poder tener acceso a financiación y comenzar la actividad, es necesario dar de alta dicho negocio cumpliendo con los trámites legales oportunos.
La búsqueda de financiación para emprender un negocio
Finalmente, todo proyecto de emprendimiento necesita financiación para su despliegue. Contar con un plan de negocio contribuirá sustancialmente a abrir las puertas de las entidades financieras y los inversores, lo que facilitará tu trabajo como emprendedor.
Por supuesto, también existen otras fuentes de financiación. Para empezar, conviene acudir a lo que comúnmente se conoce como las 3 Fs (Family, Friends & Fools), es decir, la familia, amistades y personas del entorno cercano, que puedan estar interesadas en apoyar el proyecto. Por otro lado, no hay que olvidar las alternativas de financiación pública y subvenciones, así como el crowdfunding.
Sin embargo, en todos los casos, es imprescindible hacer una aportación personal de fondos. Hay que tener presente que la financiación no solo debe cubrir el lanzamiento del negocio, sino también los OPEX (gastos operativos). Al menos, durante los primeros tres a seis meses. En determinados casos, puede ser necesario disponer de un colchón financiero mucho más amplio. Al fin y al cabo, los ingresos pueden tardar en llegar y, si no se cuenta con suficiente flujo de caja, el negocio podría fracasar a pesar de tratarse de una idea viable.
Estos pasos te permitirán lanzar tu negocio con una base sólida, que maximice tus posibilidades de éxito y favorezca su rápido crecimiento.