De acuerdo con el informe de Allianz Trade, uno de los accionistas de Solunion, “Metals and mining: Do we live in a material world?”, el sector metal en 2024 afronta un panorama de contrastes.
Por un lado, la demanda de metales clave sigue creciendo, impulsada por la transición energética global y el avance de nuevas tecnologías. Por otro, el mercado está marcado por una alta volatilidad en los precios, complejidades regulatorias y un enfoque más conservador en las inversiones. Esta combinación de factores crea un entorno desafiante, pero lleno de oportunidades para las empresas que sepan gestionar eficazmente el riesgo y aprovechar el crecimiento proyectado.
Demanda global del sector metal impulsada por la transición energética
La transición hacia una economía verde está generando una demanda sin precedentes de metales críticos como el cobre, el litio, el níquel, el cobalto y las tierras raras (REEs), esenciales para baterías, vehículos eléctricos, paneles solares y otras tecnologías clave en la reducción de combustibles fósiles. Este aumento de demanda varía según las políticas y compromisos gubernamentales.
- En el escenario de políticas actuales (STEPS), la demanda de cobre podría duplicarse. Llegando a alcanzar 12 millones de toneladas anuales en 2030, frente a los 6 millones de toneladas actuales.
- En el escenario de compromisos anunciados (APS), la demanda crecería aún más, con un aumento del 250% en tierras raras. A la vez que los precios de cobalto y níquel podrían duplicarse para 2050. Este crecimiento se debe a la expansión de infraestructuras renovables y la producción de vehículos eléctricos.
El sector metal se ha vuelto fundamental para la transición energética, siendo el cobre clave para redes eléctricas y turbinas eólicas, mientras que el litio y el cobalto son esenciales para las baterías de vehículos eléctricos. A medida que se intensifican las políticas climáticas, la demanda de estos metales seguirá creciendo, presentando desafíos para el suministro y posibles aumentos de precios.
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Desafíos de la exploración minera
La exploración minera enfrenta desafíos significativos. En 2022, los presupuestos de exploración alcanzaron un máximo de nueve años, pero cayeron un 3% en 2023, a 12.800 millones de dólares. Además, el tiempo promedio de desarrollo de una mina ha aumentado a 18 años en 2023, en comparación con los 13 años de las minas que comenzaron producción entre 2005 y 2009. Este retraso no solo limita el flujo de metales al mercado, sino que también afecta la viabilidad económica de muchos proyectos.
Esto ocurre en un contexto donde las regulaciones ambientales son más estrictas y los yacimientos de alta calidad son cada vez más escasos. Como consecuencia, obliga a las empresas a invertir en yacimientos más profundos e incrementar sus costes. El resultado es una oferta limitada en un mercado de alta demanda, lo que genera volatilidad de precios.
Canadá, Australia y Chile destacan en el sector metal como los principales actores en la producción de metales críticos y juegan un papel crucial en la estabilización de la oferta global. En 2023, estos países concentraron los mayores presupuestos de exploración, y cuentan con grandes reservas de minerales. Canadá y Australia, en particular, esperan duplicar sus exportaciones de metales para 2030.
Volatilidad de precios y especulación en el mercado del sector metal
El mercado de metales es volátil, impulsado por factores de oferta y demanda, además de un creciente comportamiento especulativo. El litio ha caído un 85% entre 2022 y 2024, mientras que la demanda de cobre sigue en aumento, pero la oferta no logra mantenerse al ritmo necesario, lo que ha generado aumentos moderados en los precios.
La especulación ha incrementado la volatilidad, con un aumento del 30% en la especulación del cobre desde 2022, lo que ha generado burbujas de precios que pueden perjudicar a productores y sectores relacionados.
Para mitigar los riesgos, las empresas deben diversificar sus cadenas de suministro y asegurar contratos a largo plazo con proveedores clave. También pueden optar por coberturas financieras para proteger sus márgenes. A nivel estratégico, la integración vertical y la inversión en I+D para tecnologías alternativas pueden ayudar a reducir la dependencia de ciertos metales y equilibrar los costes de producción.
Inversión y CAPEX: dilema entre crecimiento y rentabilidad
Las empresas de metales y minería se enfrentan al dilema de invertir en crecimiento o mantener la rentabilidad en un entorno de volatilidad e incertidumbre. En 2023, las empresas del sector han adoptado una postura conservadora, aumentando las recompensas a los accionistas sobre nuevos proyectos de infraestructura. Los dividendos y recompras de acciones casi cuadruplicaron las cifras de 2015, reflejando un enfoque en la estabilidad y satisfacción de los inversores ante la incertidumbre de precios y políticas regulatorias.
Aunque la inversión en capital (CAPEX) aumentó un 15% en 2023, sigue siendo moderada, solo un 22% por encima de los niveles de 2015. Este CAPEX limitado ha restringido la capacidad de expansión de muchas empresas, que temen que la volatilidad de precios y los largos tiempos de desarrollo afecten la rentabilidad de sus inversiones.
En 2023, el valor de las operaciones de fusión o adquisición alcanzó los 26.400 millones de dólares, el segundo nivel más alto en una década. Un ejemplo notable es la compra de Newcrest Mining por Newmont Corporation por 17.000 millones de dólares, lo que permite el acceso a activos consolidados y reduce los riesgos asociados a la exploración y desarrollo de nuevos yacimientos.
Impacto de las regulaciones ambientales en el sector de los metales
El aumento de los costes operativos por las regulaciones sobre emisiones de carbono y las normativas medioambientales está ejerciendo presión sobre el sector de los metales. En 2024, se espera un impacto significativo, especialmente en mercados con legislaciones más estrictas.
Las regulaciones de emisiones han incrementado notablemente los costes operativos de las empresas mineras y metalúrgicas. En Australia, el mecanismo de salvaguarda ambiental, implementado en 2024, impone estrictos límites a las emisiones, con multas por superarlos. En Canadá, el precio del carbono aumentó a 80 dólares canadienses por tonelada en 2023 y se planea elevarlo a 170 dólares para 2030. Estas subidas afectan especialmente a empresas con altos niveles de emisiones, como las productoras de níquel y zinc.
En la Unión Europea, el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM) comenzó su fase de implementación en 2024, requiriendo informes sobre emisiones en su primer año. A partir de 2026, el CBAM impondrá tarifas a las importaciones que no cumplan con los estándares de la UE, lo que preocupa a grandes exportadores como China y Rusia.
Ante el endurecimiento regulatorio, muchas empresas adoptan enfoques más sostenibles, invirtiendo en tecnologías para reducir emisiones y utilizando energías renovables. Sin embargo, cumplir con las normativas sin que afecte a la rentabilidad sigue siendo un desafío. Algunas compañías exploran alianzas público-privadas para compartir costes, mientras que otras optan por soluciones inmediatas, como la compensación de carbono.
Innovación y alternativas tecnológicas
Las nuevas tecnologías, junto con la economía circular, ofrecen oportunidades para reducir la dependencia de ciertos metales y hacer frente a las fluctuaciones en los mercados.
Es el caso de las baterías de sodio, que podría ofrecer una alternativa más asequible y con menores exigencias en términos de extracción de litio y cobalto. Las empresas chinas están avanzando en su producción, lo que podría disminuir la demanda de litio si se comercializan ampliamente. Este cambio representa un riesgo que las corporaciones mineras deben considerar, ya que la falta de inversión en I+D podría acelerar la adopción de estas tecnologías.
Otra área clave de innovación es el reciclaje y la economía circular. Al reciclar metales de productos obsoletos, las empresas pueden reducir costes y riesgos en lugar de depender solo de la minería. La recuperación de cobre y otros metales de chatarra electrónica puede aliviar la presión sobre la minería tradicional y cerrar las brechas de oferta. Invertir en tecnologías de reciclaje no solo proporciona beneficios medioambientales, sino que también asegura un suministro constante de materiales, ofreciendo una ventaja competitiva.
Cómo afrontar la volatilidad y aumentar la resiliencia en el sector metal
La volatilidad en el mercado de metales presenta desafíos para las empresas, pero también oportunidades para quienes se anticipen a las fluctuaciones.
Diversificar las fuentes de suministro es crucial para reducir la dependencia de un solo proveedor, especialmente en un contexto de tensiones geopolíticas. Asegurar contratos con múltiples proveedores en diferentes regiones puede ofrecer mayor estabilidad frente a cambios repentinos en los precios o disponibilidad de materiales críticos. Además, las alianzas estratégicas con productores de metales en mercados emergentes también garantizan acceso continuo a materiales clave.
La integración vertical es otra estrategia efectiva, como demuestra Stellantis al fusionarse con compañías mineras para asegurar el acceso a materiales para vehículos eléctricos. Este enfoque permite a las empresas controlar mejor su cadena de suministro y evitar fluctuaciones de precios que afectan sus márgenes. Integrar la extracción y procesamiento de metales también reduce costes a largo plazo y mejora la trazabilidad y sostenibilidad de los productos.
Además, herramientas de cobertura financiera, como contratos de futuros o derivados, permiten fijar precios de compra o venta de metales, protegiendo los márgenes operativos. También los seguros de crédito garantizan el cobro de pagos por productos, proporcionando una red de seguridad frente a riesgos inherentes del sector.