El biometano, un gas renovable con características similares al gas natural, es una de las alternativas clave para la descarbonización del sistema energético. Además de reducir la dependencia de combustibles fósiles, este recurso fomenta la economía circular al transformar residuos orgánicos en energía limpia y biofertilizantes.
De acuerdo con un estudio elaborado por la Asociación Española del Gas (Sedigas), España cuenta con un potencial anual estimado de 163 TWh. En este artículo, analizamos los avances logrados hasta ahora, así como los obstáculos que el país debe superar para consolidar este recurso como pilar estratégico en su transición energética.
Potencial del biometano en España
España cuenta con una sólida base para liderar la producción de biometano en Europa. Por un lado, dispone de una extensa superficie agrícola que supera los 25 millones de hectáreas. Además, la diversidad de residuos procedentes de la agricultura, la ganadería y la agroindustria ofrecen una base ideal para la producción sostenible de este gas renovable.
En 2018, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) calculó que el potencial nacional oscilaba entre 20 y 34 TWh al año. Sin embargo, estudios recientes como el de Sedigas, han multiplicado por cinco esta cifra al incluir fuentes adicionales como los cultivos intermedios y la biomasa forestal.
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Aunque España está entre los tres países europeos con mayor potencial para producir biometano, se encuentra rezagada con respecto a Alemania, Francia e Italia en términos de desarrollo efectivo. Estos países han implementado políticas como las tarifas feed-in en Francia, o incentivos a gran escala en Alemania que han impulsado significativamente su producción. En este sentido, España puede inspirarse en estos marcos regulatorios para diseñar estrategias que maximicen su capacidad de producción y promuevan un desarrollo sostenible del sector.
Beneficios económicos y ambientales
El biometano no solo es una solución energética sostenible, sino que también supone una oportunidad para impulsar el desarrollo económico y social. Su impacto abarca áreas como la descarbonización del sistema energético, la revitalización de zonas rurales y la mejora en la gestión de residuos.
Contribución a la descarbonización
Al prescindir de combustibles fósiles tradicionales, este gas renovable puede reducir significativamente las emisiones de CO2 en toda la cadena de valor energética. Además, su adopción facilita el cumplimiento de los objetivos del Pacto Verde Europeo, que busca alcanzar la neutralidad climática para 2050.
Impacto en la economía rural del biometano
Las plantas de producción crean empleo directo en su construcción y operación, así como puestos de trabajo indirectos en actividades relacionadas con el transporte y la gestión de residuos. Asimismo, estas instalaciones fomentan la fijación de población en zonas rurales y la generación de riqueza local.
Economía circular
El biometano es un pilar de la economía circular, ya que aprovecha residuos orgánicos como materia prima. Esto evita que los desechos se conviertan en fuentes de emisiones. Además, también genera subproductos valiosos como biofertilizantes, que reducen la necesidad de productos químicos en la agricultura y enriquecen los suelos con carbono orgánico.
En definitiva, se trata de una alternativa energética que promueve una agricultura más sostenible y respetuosa con el medioambiente.
Avances recientes del biometano en España
En 2023, España puso en marcha seis nuevas plantas de biometano, hasta alcanzar un total de 11 instalaciones activas. De estas, siete ya inyectan gas renovable directamente a la red de distribución, mientras que otras operan de forma independiente.
Gracias a estas iniciativas, se generaron 252 GWh de biometano, un aumento notable respecto a años anteriores. Sin embargo, este volumen sigue representando solo el 0,1 % de la demanda nacional de gas, lo que evidencia el largo camino por recorrer.
Despliegue de gasoductos virtuales
Los gasoductos virtuales son una alternativa logística que permite transportar biometano comprimido o licuado mediante camiones y otros medios de transporte. Esto resulta especialmente útil en regiones donde construir infraestructura física sería inviable o demasiado costoso. En consecuencia, esta innovación no solo optimiza el transporte de gases renovables, sino que también facilita su integración en la red energética nacional al reducir las barreras logísticas y de acceso.
Sinergia con el hidrógeno verde y el corredor H2Med
El biometano también está encontrando nuevas aplicaciones al combinarse con tecnologías emergentes como el hidrógeno verde. Por ejemplo, el corredor H2Med, que posiciona a España como un hub estratégico de hidrógeno en Europa, abre la puerta a la producción de gases renovables híbridos.
Mediante el reformado de biometano con hidrógeno verde es posible obtener un producto energético aún más sostenible. Esto maximiza el aprovechamiento de los residuos agroindustriales y potencia la transición hacia una economía descarbonizada.
Obstáculos al desarrollo del biometano en España
Actualmente, el PNIEC proyecta una producción de 20 TWh de biogás para 2030. Se trata de un objetivo que apenas cubre el 5% de la demanda nacional, frente al 10% que propone el Plan REPowerEU. Una de las razones de este deficiente progreso es que el sector tiene demasiadas barreras administrativas y la normativa está muy fragmentada.
- Los procesos para obtener permisos son largos y complejos, y las regulaciones varían entre comunidades autónomas, lo que genera incertidumbre entre los promotores.
- La falta de un marco regulatorio integral, que abarque desde la producción hasta la comercialización, dificulta la integración del biometano en la red de distribución energética.
En segundo lugar, y a diferencia de otros países europeos, España no cuenta con incentivos financieros suficientemente competitivos, como tarifas premium o exenciones fiscales. Aunque se han anunciado ayudas específicas, como las de los fondos NextGenerationEU, su impacto ha sido limitado.
En tercer lugar, la volatilidad del mercado del gas supone un riesgo para los proyectos de biometano, que dependen en gran medida de contratos a largo plazo. La ausencia de una estructura económica estable reduce la competitividad del biometano frente a otras fuentes de energía.
Finalmente, la oposición social también es un desafío. Algunos grupos ecologistas y comunidades locales han expresado preocupación por el impacto ambiental y social de determinados proyectos. En muchos casos, estas críticas reflejan una falta de comunicación eficaz sobre los beneficios del biometano, como la reducción de emisiones y la generación de empleo rural.
Por eso, es crucial fomentar el diálogo entre promotores, administraciones y ciudadanos para garantizar que los proyectos sean percibidos como soluciones sostenibles y beneficiosas. Superar estos obstáculos requiere una estrategia coordinada que incluya ambición política, un marco regulatorio claro, incentivos económicos adecuados y una correcta divulgación. Solo así, España podrá consolidarse como líder en la producción de biometano y aprovechar plenamente su potencial.