El contexto inflacionista y la escasez de suministros que llevamos viviendo durante los últimos doce meses han lastrado la productividad de las empresas hasta el punto de forzar una parada técnica en determinados sectores.
La respuesta por parte de los principales reguladores financieros ha sido la subida de tipos de interés, que supone un encarecimiento de la deuda y dificulta la capacidad de financiación. En esta situación, las empresas necesitan urgentemente optimizar sus procesos para reducir sus gastos y lograr mantener a flote los márgenes de beneficio.
Las nuevas tecnologías ligadas a la transformación digital pueden convertirse en las aliadas imprescindibles para navegar en este océano de incertidumbre y recuperar la senda del crecimiento sostenible.
Cultura de la innovación
Para empezar, es necesario instaurar una cultura de la innovación en la empresa. De lo contrario, el despliegue de las soluciones tecnológicas puede chocar con la resistencia de los empleados.
Esta cultura debe transferirse, por una parte, desde el equipo de dirección, quien ha de ser un ejemplo de asimilación tecnológica y un evangelizador de la misma. Por otro lado, también hay que saber escuchar al personal, especialmente al talento con habilidades tecnológicas. Estos empleados pueden operar como un vínculo directo con el mundo real, descubriendo las nuevas tecnologías e incorporándolas a los procesos internos de una forma natural.
Cabe destacar que, según el IV Barómetro Internacional de la Innovación, elaborado por la consultora internacional Ayming, el 77,8% de las empresas afirma contar con un presupuesto para I+D. Además, el 58,7% prevé incrementar dicha partida a lo largo de los próximos 3 años.
Omnicanalidad para reducir costes
De acuerdo con un informe de la consultora Forrester, el 70% de las empresas de la región EMEA tienen previsto invertir en recursos que les permitan mejorar la experiencia del cliente.
Sobra decir que, en el actual contexto de digitalización, el primer pilar de la experiencia ofrecida al usuario se sustenta en el front-end de los activos digitales. Es decir, en la interfaz ofrecida al cliente para relacionarse con la empresa, así como ofrecer y brindar sus servicios y productos.
Con el fin de que esta experiencia tenga lugar de la manera más fluida posible, es necesario que todos los puntos de contacto estén integrados los unos con los otros, ya se trate de la página web, las redes sociales, la atención telefónica o el chatbot automatizado. A esta integración se la conoce como omnicanalidad, y tiene el propósito de hacer que el usuario o cliente perciba una sola comunicación ininterrumpida y personalizada.
Sobra decir que la omnicanalidad no solo incrementa la conversión a venta, sino que también permite reducir los costes operativos al eliminar redundancias y retrocesos, tanto en las acciones de marketing como en la gestión de clientes.
Digitalización de los procesos internos para reducir costes
Aún hoy en día, miles de empresas continúan valiéndose de rudimentarios documentos de excel para supervisar sus procesos. Esta anticuada metodología limita la escalabilidad en la gestión de procesos y expone al negocio frente a errores humanos.
Actualmente, existen multitud de soluciones digitales, tanto en formato on-premise como SaaS, que aportan un nivel de seguridad y flexibilidad mucho mayor. Nos referimos a los ERPs, CRMs, soluciones de Business Intelligence y herramientas de gestión de acceso e identidades, por solo citar algunas de las más destacadas.
Además, a menudo, estas herramientas pueden ser integradas en un solo ecosistema digital, contribuyendo aún más a reducir los costes operativos.
Sostenibilidad
Finalmente, y de acuerdo con un informe de IDC Research España, el 72% de las empresas considera que la sostenibilidad es una de sus prioridades de negocio. No en vano, el mismo informe señala que las soluciones en esta área permiten lograr un ahorro de hasta el 12% del consumo energético.
A este argumento también hay que añadir la creciente presión social por parte de un consumidor cada vez más concienciado con la preservación del medioambiente y la reducción de la huella de carbono. En este sentido, las instalaciones de autoconsumo, gracias a la energía solar, están avanzando con paso firme en todos los sectores de actividad económica. De hecho, el periodo medio de amortización oscila entre los 6 y 10 años, con un payback de 8 años.