Tras la subida de los tipos de interés hasta el 2,5% el pasado mes de diciembre por parte del Banco Central Europeo (BCE), el año 2023 comienza plagado de incertidumbre.
Con una inflación en torno al 10%, es previsible que la máxima institución financiera de la Unión Europea vuelva a subir los tipos de interés durante los próximos 12 meses. Además, ya se ha anunciado una política de reducción del balance del BCE, que suma un total de 5 billones de euros en bonos, adquiridos durante el programa de compras de deuda.
A partir del mes de marzo, comenzará la liquidación de estos bonos a un ritmo de 15.000 millones de euros al año. Ahora, cabe preguntarse qué consecuencias tendrá sobre la economía este giro en la política monetaria.
Posible endurecimiento de las condiciones crediticias
Los bancos de la zona euro han mantenido el grifo abierto durante todo el pasado ejercicio, a pesar del repunte de la inflación y la progresiva subida de los tipos de interés. Sin embargo, la política monetaria y la ralentización económica podrían forzar un cambio de tendencia.
De acuerdo con el informe “Europe: How big will the interest rate shock be in 2023?”, publicado por Allianz Research, el crédito al sector privado creció un promedió del 5,7% el pasado mes de septiembre. El aumento de precios, protagonizado por la energía y las materias primas, obligó a las empresas a contar con más capital circulante y aumentar su financiación en el corto plazo.
Por el contrario, la concesión de préstamos a largo plazo parece haberse ralentizado con las empresas paralizando sus inversiones. Esto se debe al temor de una crisis energética y la posible interrupción de la cadena de suministro.
Por su parte, el consumidor también ha comenzado a sufrir los efectos de la coyuntura económica desfavorable. La inflación no solo se ha traducido en el encarecimiento de la cesta de la compra. También ha terminado por afectar al precio de las hipotecas tras la subida de tipos. Esto significa mayor endeudamiento de los hogares y menor acceso a la financiación.
Algunos países han optado por aplicar una política de subida de salarios. Sin embargo, ya hemos advertido acerca de los riesgos de esta medida si no existe un verdadero estímulo económico.
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Aumento de las tasas de intereses de la deuda empresarial y repunte de las insolvencias
El citado informe de Allianz Research pronostica un aumento promedio de las tasas de intereses de 200 puntos básicos en la deuda financiera de las empresas no financieras durante el primer semestre de 2023. En la Eurozona, Italia, España y Francia serán los países más afectados.
Conviene recordar que muchos países han mantenido medidas de apoyo fiscal, limitando las insolvencias empresariales. Sin embargo, la realidad ha comenzado a imponerse, como ya se advirtió en el informe “Growing risks and uneven state support”.
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Las grandes empresas ya han cubierto sus necesidades financieras en el corto plazo. De esta manera, el endurecimiento de las condiciones de financiación no debería afectarlas.
Asimismo, las reservas de efectivo también han aumentado un 32% por encima de los valores de 2019. No obstante, estas medidas no podrán soportar una recesión de largo plazo.
La política monetaria del BCE podría llegar a contener la inflación. Sin embargo, cabe preguntarse cuál es el coste que deberá pagarse en términos de recuperación económica.
Además, no podemos olvidar que el conflicto bélico en Ucrania tiene graves repercusiones en el mercado energético. Aunque ya se ha llegado a acuerdos para la compra de gas natural licuado proveniente de Estados Unidos y el norte de África, el precio del mismo será muy superior al proveniente de Rusia.
En definitiva, Allianz Research augura que las insolvencias empresariales aumenten un 19% a nivel global y superen los niveles previos a la pandemia durante la primera parte del año.
Los hogares podrían soportar el endurecimiento financiero con el exceso de ahorro vinculado a la COVID-19
Finalmente, el traspaso de la tasa de interés podría suponer un aumento promedio de 210 puntos básicos en la deuda de los hogares. Los préstamos a tipo variable se han reducido notablemente durante los últimos 10 años. En consecuencia, la pérdida de poder adquisitivo se limitará a 500 euros anuales por hogar.
Ahora bien, la relación del gasto en intereses de la deuda frente al ahorro podría alcanzar el 20% y 30% en países como Alemania y Francia, así como el 45% y 50% en Italia y España.
Por ahora, el ahorro de los hogares, motivado primero por el coronavirus y por la guerra en Ucrania después, podría amortiguar el encarecimiento de la deuda. Sin embargo, la tendencia del ahorro ha comenzado a transitar en terreno negativo, lo que podría ser un signo de vulnerabilidad en el medio plazo.