La implementación de cubiertas vegetales se ha convertido en un requisito para recibir ayudas de la Política Agraria Común (PAC). Esta medida forma parte de los ecorregímenes de la PAC y busca promover prácticas agrícolas sostenibles. Sin embargo, se enfrenta a la resistencia de una parte del sector agrícola, debido a las condiciones climáticas, tradiciones y costes asociados.
Agricultores, cooperativas y expertos reconocen los beneficios a largo plazo de las cubiertas vegetales. Estos son la protección contra la erosión, el fomento de la biodiversidad y la captura de carbono. Al fomentar el crecimiento de plantas que protegen el suelo de la erosión, mejoran la retención de agua y favorecen la vida de microorganismos beneficiosos. Todo ello favorece una agricultura resiliente y respetuosa con el entorno.
Sin embargo, y como veremos a continuación, su aplicación práctica plantea grandes desafíos. El incentivo económico ofrecido por la PAC para desplegar y mantener las cubiertas vegetales es voluntario. No obstante, no parece suficiente para motivar a todos los agricultores a implementar esta práctica. En regiones como Castilla-La Mancha, la escasez de agua y el riesgo de reducción de la producción agraria son preocupaciones predominantes. Mientras tanto, en Andalucía y otras áreas más húmedas, algunos productores ven la práctica como asumible y beneficiosa a largo plazo.
Este contexto sugiere debatir la necesidad de un enfoque más flexible y adaptado a las condiciones locales, que busque como resultado un equilibrio de los objetivos medioambientales de la PAC, con la viabilidad económica y la tradición agrícola de España.
El Programa Cubiwood y la iniciativa de la UPA
Con el fin de promocionar el despliegue de cubiertas vegetales y la agricultura leñosa en España, la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) ha lanzado el programa Cubiwood. Este nuevo programa cuenta con el respaldo de la Fundación Biodiversidad, perteneciente al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, así como del grupo aceitero Deoleo.
Además, dispone de financiación a través del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (2021-2030). Junto a ello, establece una colaboración estratégica con Deoleo, uno de los grupos aceiteros más importantes, demostrando el compromiso del sector privado con la sostenibilidad y la conservación ambiental.
El programa aspira a convertirse en un referente de buenas prácticas agrícolas. Para ello, está creando una red de fincas experimentales a lo largo de España, que sirvan como modelo y fuente de conocimiento, para agricultores interesados en adoptar estas técnicas sostenibles. Esta iniciativa pone de manifiesto la importancia de la colaboración entre el sector agrícola, las entidades gubernamentales y las empresas privadas, para lograr un futuro más verde y sostenible.
Beneficios de las cubiertas vegetales
Esta técnica agrícola ofrece múltiples beneficios medioambientales.
Protección contra la erosión
Las cubiertas vegetales actúan como un escudo protector del suelo. Aquí se minimiza el impacto de las gotas de lluvia y se reduce significativamente la erosión. Al interceptar la lluvia antes de que golpee el suelo, se evita que las partículas del suelo sean arrastradas. De esa manera, se preserva su estructura y fertilidad.
Mejora de la biodiversidad
Estas cubiertas ofrecen hábitats para una amplia gama de organismos: desde microorganismos beneficiosos hasta insectos polinizadores y otros animales. Esta diversificación biológica fomenta un equilibrio ecológico que puede ayudar a controlar plagas y enfermedades de manera natural.
Retención de agua
También se logra mejorar la capacidad del suelo para retener agua. Esto permite reducir la necesidad de riego, y minimiza la evaporación superficial. Se trata de una valiosa aportación en regiones propensas a la sequía. Lugares donde la conservación del agua es crítica para la sostenibilidad de los cultivos.
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Secuestro de carbono
Al promover el crecimiento de vegetación en los campos agrícolas, las cubiertas vegetales se convierten en sumideros de carbono, lo que permite la captura de CO2 de la atmósfera y su almacenamiento en la biomasa vegetal y en el suelo.
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Ecorregímenes y ayudas voluntarias
Los ecorregímenes, introducidos por la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea, representan un nuevo mecanismo diseñado para incentivar prácticas agrícolas sostenibles y medioambientalmente amigables.
Estos esquemas voluntarios ofrecen ayudas financieras a los agricultores que adoptan medidas específicas. Pueden ser para mejorar la biodiversidad, la calidad del suelo y la gestión del agua, entre otros aspectos ecológicos.
Dentro de este marco, la implantación de cubiertas vegetales en cultivos leñosos como viñas, olivares o frutales destaca como una de las prácticas subvencionadas. Por su parte, la adopción del régimen de cubierta vegetal ha encontrado resistencia, pese a que el 86% de los agricultores españoles perceptores de ayudas de la PAC se han adherido a los ecoesquemas.
Desafíos en la implementación de cubiertas vegetales
A pesar de sus reconocidos beneficios ambientales y agronómicos, el despliegue de esta práctica plantea varios desafíos. Esto ha limitado su adopción generalizada. Los agricultores, acostumbrados a prácticas convencionales, muestran resistencia al cambio. Están preocupados por la disponibilidad del agua, la gestión de las cubiertas, y la posible interferencia con la productividad de los cultivos principales.
Desconocimiento y dificultades técnicas
La implantación efectiva de cubiertas vegetales requiere un conocimiento profundo sobre cuándo y cómo gestionar estas cubiertas, con el objetivo de optimizar sus beneficios, sin comprometer los nutrientes y el agua destinados al cultivo principal. Aquí es donde surge la necesidad crítica de formación y asesoramiento. La falta de información detallada y accesible sobre las técnicas de gestión, así como la escasez de ejemplos prácticos y asesoramiento técnico personalizado, han sido barreras significativas para su adopción.
Dudas en torno a la rentabilidad
A las dificultades técnicas se añade la necesidad de utilizar maquinaria especializada. Además, no se permite el uso de fitosanitarios. Todo ello contribuye a generar dudas sobre la rentabilidad de las cubiertas vegetales en el corto plazo.
Dificultades en los cultivos de secano
Los agricultores del centro de España, donde predomina el cultivo de secano, se han mostrado preocupados por la disponibilidad hídrica. Temen que las cubiertas vegetales absorban el agua disponible y perjudiquen la producción.
Para superar estos desafíos, es esencial desarrollar programas de formación y divulgación, que deben proporcionar las herramientas y conocimientos necesarios para implementar cubiertas vegetales de manera efectiva.
La recuperación del olivar
Se estima que el 60% de los suelos de olivar en la Unión Europea están degradados. Esto es debido a las prácticas de agricultura intensiva aplicadas durante décadas, así como al uso excesivo de pesticidas, fertilizantes industriales y prácticas de laboreo que eliminan la vegetación natural.
Esta situación se manifiesta en una serie de problemas ambientales severos, como la erosión, la compactación del suelo, la salinización, y la pérdida de biodiversidad.
La falta de cubiertas vegetales estables ha dejado grandes extensiones de suelo expuestas y erosionadas, lo que ha ocasionado una pérdida significativa de carbono orgánico y nutrientes esenciales para la salud del suelo y la productividad de los cultivos. Ante este panorama, se están implementando estrategias de restauración y rehabilitación de suelos en olivares afectados por la contaminación y la degradación.
Entre las iniciativas, destacan proyectos como Soil O-Live, coordinado por la Universidad de Jaén junto al CSIC y otros socios internacionales. Este proyecto ha examinado miles de muestras de suelo de toda Europa y el norte de África, identificando medidas de restauración que puedan revertir los efectos negativos de décadas de prácticas agrícolas insostenibles.
Conclusiones y perspectivas de futuro
Las cubiertas vegetales tienen el potencial de transformar positivamente la salud del suelo, aumentar la productividad de los cultivos y contribuir a la lucha contra el cambio climático. A largo plazo, pueden ayudar a asegurar la sostenibilidad de los sistemas agrícolas europeos y la resiliencia frente a eventos climáticos extremos. No obstante, su adopción aún es limitada.
Es crucial mantener el diálogo con el sector, intensificar los esfuerzos en educación y formación, así como aumentar y diversificar los incentivos financieros dentro de los ecorregímenes. Esto podría incluir subsidios para la compra de maquinaria especializada o compensaciones por posibles reducciones temporales en la productividad.
Además, conviene fomentar la investigación, para identificar las variedades de plantas adecuadas para cubiertas vegetales. Plantas que consuman menos agua y compitan mínimamente con los cultivos principales.
Por último, se ha de promover la colaboración entre países de la Unión Europea, para compartir el conocimiento y experiencia en el uso de cubiertas vegetales. Esto puede ayudar a adaptar las prácticas a diferentes climas y tipos de suelo.