Alcanzar la descarbonización empresarial es uno de los mayores retos para las empresas, especialmente en sectores industriales con altos niveles de consumo energético.
Un reciente estudio de Allianz Trade, “From hard-to-abate to decarbonized”, destaca la importancia de transformar industrias clave como el aluminio, el acero, el cemento y el amoníaco, responsables del 9,7 % de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en la Unión Europea. Además, la creciente demanda de inteligencia artificial y el auge de los centros de datos están elevando el consumo energético y la huella de carbono global, a niveles sin precedentes. En Europa, se estima que el consumo energético de estas infraestructuras aumentará un 160% en los próximos cinco años.
Sectores con mayores emisiones: industrias difíciles de descarbonizar
Las citadas industrias de aluminio, acero, cemento y amoníaco representan el 7,7 % del consumo energético europeo y dependen en gran medida de combustibles fósiles. Según Allianz Trade, la clave para la descarbonización empresarial pasa por la adopción de energías renovables y tecnologías emergentes:
- Aluminio: el 65 % de sus emisiones proviene del uso de electricidad basada en combustibles fósiles. La sustitución de esta energía por fuentes renovables y el uso de ánodos inertes permitirían reducir los costes operativos en un 10 % y mejorar su competitividad global.
- Amoniaco: el 70 % de su producción se destina a fertilizantes, y es el segundo proceso más contaminante dentro de las industrias difíciles de descarbonizar. La transición al hidrógeno verde podría reducir significativamente sus emisiones, pero Europa tiene que afrontar costes más elevados (412 USD/tonelada) que otros mercados como Estados Unidos (343 USD/tonelada) o Brasil (292 USD/tonelada).
- Acero: el sector es responsable del 7 % de las emisiones de GEI a nivel mundial. Allianz Trade destaca la necesidad de promover la producción de acero reciclado mediante hornos de arco eléctrico (EAF), que ya es la opción más eficiente con un coste nivelado de 439 USD/tonelada en Europa.
- Cemento: el 88 % de las emisiones de este sector proviene de la producción de clínker. La sustitución parcial de este material, junto con la electrificación y la captura de carbono, es esencial para reducir su huella ambiental.
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La IA y el auge de los centros de datos: un desafío energético creciente
El avance de la inteligencia artificial también está provocando un incremento exponencial del consumo energético. Se estima que la demanda eléctrica de los centros de datos en Europa aumentará un 160% en los próximos cinco años, lo que equivaldría al consumo anual de España en 2022 (287 TWh).
Según el informe de la organización Beyond Fossil Fuels, si estos centros siguen dependiendo de combustibles fósiles, sus emisiones podrían multiplicarse por ocho para el año 2030. Esto supondría superar el nivel de emisiones que producen Lituania y Estonia conjuntamente.
Regulaciones y el papel de los Gobiernos en la descarbonización empresarial
Las políticas públicas y las regulaciones ambientales son determinantes para la descarbonización de la industria. El informe de Allianz Trade señala que, sin los incentivos adecuados, el ritmo de inversión en tecnologías limpias es insuficiente.
En los últimos cinco años, el gasto en capital para la descarbonización solo ha crecido un 3% anual, cuando sería necesario un crecimiento del 8% en el acero y del 11% en el amoníaco para alcanzar los objetivos de 2050. El Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM) de la Unión Europea busca equilibrar la competitividad de las empresas europeas con respecto a otros mercados con regulaciones más laxas. Sin embargo, su éxito dependerá de la estabilidad en la política energética y del acceso a financiación verde.
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Estrategias de compensación de carbono: más allá de la reforestación
Las empresas han adoptado diversas estrategias para mitigar su huella de carbono. Aunque la reforestación es la opción más popular, existen otras soluciones que pueden ser más eficaces y sostenibles a largo plazo. Desde tecnologías avanzadas hasta medidas de eficiencia energética, la clave está en reducir las emisiones antes de compensarlas.
Reforestación y sumideros de carbono
Plantar árboles es una de las estrategias más extendidas para absorber CO2 de la atmósfera. Iniciativas como la de Microsoft, que ha destinado 200 millones de dólares a reforestar 33.000 hectáreas en el Amazonas, muestran el creciente interés de las empresas en este tipo de proyectos.
Sin embargo, los expertos advierten que la reforestación no es una solución suficiente por sí sola.
- La deforestación avanza a un ritmo mucho mayor que los esfuerzos de reforestación. Según el estudio “Deforestación en la Amazonía al 2025”, solo entre 2001 y 2020 se perdieron 54,2 millones de hectáreas en el Amazonas, una superficie equivalente a toda Francia.
- La capacidad de captura de carbono de los bosques es limitada y vulnerable a incendios y plagas.
Captura y almacenamiento de carbono (CCUS)
Las plantas de captura directa de aire (DAC) son una alternativa innovadora que imita el proceso de absorción de CO2 de los bosques, pero con una eficiencia hasta 100 veces mayor por unidad de superficie.
- Empresas como Climeworks han desarrollado infraestructuras como la planta Mammoth en Islandia, capaz de capturar el equivalente a la absorción de 2.000 árboles por cada colector.
- El desafío principal es el coste y la infraestructura necesaria para almacenar o reutilizar el carbono capturado.
Compra de créditos de carbono
Muchas empresas recurren a la compra de créditos de carbono para compensar sus emisiones. Sin embargo, este mecanismo presenta importantes limitaciones:
- Aunque permite una compensación inmediata, no siempre garantiza una reducción real y permanente de CO2.
- Los precios y la disponibilidad de los créditos varían según la regulación de cada país y la calidad de los proyectos asociados.
- Un uso excesivo de estos créditos puede desincentivar las inversiones en reducción de emisiones dentro de las propias empresas.
Eficiencia energética y prevención de emisiones
Sobra decir que las estrategias más efectivas son las basadas en reducir las emisiones en origen en lugar de depender exclusivamente de la compensación.
- Invertir en energías renovables para el suministro energético de las empresas.
- Optimizar la eficiencia en procesos industriales para disminuir el consumo de energía y materias primas.
- Promover la sustitución de tecnologías contaminantes por alternativas sostenibles, como el uso de hidrógeno verde en la producción de acero y amoníaco.
Retos y controversias en la compensación de emisiones
Como ya hemos indicado anteriormente, las estrategias de compensación de carbono se han convertido en una herramienta clave para la sostenibilidad empresarial. Sin embargo, no están exentas de críticas. Existen dudas sobre su impacto real, la transparencia en su implementación y la necesidad de regulaciones más estrictas.
Greenwashing ¿Compensación real o lavado de imagen verde?
Muchas empresas anuncian iniciativas de compensación de carbono como parte de su estrategia de sostenibilidad. No obstante, en algunos casos se trata de una estrategia de greenwashing (lavado de imagen verde) más que de una reducción efectiva de emisiones.
Un análisis más detenido permite identificar situaciones como estas:
- Proyectos de reforestación tardan décadas en capturar el CO2 emitido en pocos días.
- Empresas que siguen aumentando su huella de carbono mientras financian créditos de compensación.
- Falta de compromiso con la reducción real de emisiones antes de optar por compensarlas.
Evidentemente, los escenarios son complejos. La necesidad de mantener la competitividad y minimizar los costes energéticos se convierte a menudo en un factor con mayor peso en la estrategia de las empresas.
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El desafío de la transparencia y la medición efectiva de impacto
Uno de los grandes problemas en la compensación de emisiones es la falta de estándares claros para medir su impacto real: ¿Cómo se verifica que un bosque plantado compensará realmente las emisiones? ¿Qué ocurre si un incendio destruye un área reforestada? ¿Son comparables las toneladas de CO2 capturadas en diferentes proyectos?
Actualmente, la efectividad de muchos proyectos de compensación es difícil de cuantificar con precisión, lo que genera escepticismo en el mercado.
Nuevas regulaciones y estándares internacionales en la descarbonización empresarial
Ante las crecientes dudas sobre la eficacia de la compensación de emisiones, los gobiernos y organismos internacionales están avanzando hacia regulaciones más estrictas.
- La Unión Europea está impulsando el “Carbon Border Adjustment Mechanism” (CBAM) para evitar que las empresas trasladen sus emisiones a países con regulaciones más laxas.
- Se están desarrollando estándares más rigurosos para la certificación de créditos de carbono y la validación de proyectos de compensación.
- Las auditorías de sostenibilidad están cobrando mayor importancia en la evaluación de las estrategias climáticas empresariales.
En conclusión, el futuro de la compensación de emisiones dependerá de la capacidad de las empresas para demostrar que sus acciones tienen un impacto real y medible en la reducción del carbono en la atmósfera.