Las aplicaciones prácticas de la inteligencia artificial (IA, por sus siglas en inglés) son cada vez más numerosas. Sin embargo, su libre desarrollo puede conducir a situaciones cuestionables desde el punto de vista ético.
Las “máquinas con capacidad pensante” deben tomar decisiones, las cuales tienen consecuencias sobre sus usuarios y la sociedad en general.
Autorregulación por parte de las gigantes tecnológicos
Durante los últimos años, las grandes empresas tecnológicas han dado sus primeros pasos, en un intento por establecer una suerte de regulación autoimpuesta.
El CEO de Google, Sundar Pichai, publicó en 2018 la declaración de principios de Google, la cual especificaba los siguientes objetivos para la aplicación de la AI:
- Ser socialmente beneficiosa.
- Evitar crear o reforzar prejuicios injustos.
- Estar construida y probada para la seguridad.
- Ser responsable frente a las personas.
- Incorporar principios de diseño de privacidad.
- Mantener altos estándares de excelencia científica.
- Estar disponible para usos que estén de acuerdo con estos principios.
Por su lado, Microsoft cuenta con la Oficina de IA Responsable (ORA), el Comité de IA, Ética y Efectos en Ingeniería e Investigación (Aether) y la Estrategia de IA Responsable en Ingeniería (RAISE).
Ambas corporaciones también forman parte del AI Now Institute de Nueva York, creado por Kate Crawford, investigadora de Microsoft Research, y Meredith Whittaker, fundadora del grupo Open Research de Google. Esta organización estudia las implicaciones sociales de la AI.
Regulaciones nacionales e internacionales
Por su lado, los gobiernos también han comenzado a trabajar en lo que, en el futuro, podría traducirse en una legislación para la AI.
El Parlamento Europeo cuenta con el documento “Ethics Guidelines for Trustworthy Artificial Intelligence”, el cual marcará las directrices para el desarrollo de sistemas de AI en la Unión Europea.
Por otra parte, en mayo de 2018, Amnistía Internacional, Access Now y otras organizaciones asociadas presentaron la Declaración de Toronto, para la protección del derecho a la igualdad y la no discriminación en los sistemas de aprendizaje automático.
Este documento cuenta con tres grandes secciones:
- El deber de los Estados de prevenir la discriminación en el diseño o la implementación de los sistemas de aprendizaje automático en contextos públicos o mediante asociaciones público-privadas.
- Las responsabilidades de los actores privados en el contexto del desarrollo y la implementación de sistemas de IA.
- El derecho a un recurso efectivo y a llamar a cuentas a los responsables de las violaciones.
Evidentemente, ninguno de estos documentos es vinculante para los Estados. No obstante, constituyen un paso adelante.
Tendencias de innovación en Inteligencia Artificial
Recientemente, el Icemd, el instituto de innovación de ESIC, presentó el informe anual “Innovation Series: Inteligencia Artificial”.
El objetivo de este documento es servir como referencia para las empresas y profesionales, dando respuesta a las necesidades y desafíos que deben superar en cada área de la cadena de valor.
Durante la presentación de este primer informe, se destacó la importancia del análisis de los dilemas éticos en la IA, así como la implantación de perfiles híbridos. La incorporación de perfiles más allá del área técnica permite democratizar el uso de la tecnología, y ampliar el horizonte de innovación.
Por otro lado, el informe apuntó a las siguientes tendencias dentro de la IA, para el presente 2021:
- Automatización de los procesos, dotando a las máquinas de IA.
- Automatización inteligente, de forma que se use la IA, para identificar los procesos que deben ser automatizados.
- Ciberseguridad, dotada con IA para el análisis de datos y la detección precoz de amenazas.
- Internet de las cosas, que supondrá la afluencia de Big Data, para alimentar a la IA.
- Aficionados, como nuevos participantes de una IA más democratizada.
- Visión por computadora, que supondrá un gran avance en aplicaciones como el reconocimiento facial.
- Chatbots, los cuales mejorarán su capacidad de interacción natural con los seres humanos.
- Fuerza de trabajo, mediante las soluciones híbridas, que dotarán al personal con distintos tipos de asistentes virtuales.