El 1 de enero de 2016, el gobierno danés puso en vigor una nueva normativa que permitía negarse a aceptar pagos en efectivo a gran parte de los establecimientos comerciales y negocios.
Únicamente las tiendas de alimentación, los hospitales, las farmacias, las oficinas de correos y las residencias de ancianos quedaban fuera de esta normativa que, además fijó 2030 como la fecha límite para erradicar el dinero en efectivo.
Dinamarca se convirtió así en el primer país del mundo en poner fecha a la eliminación del dinero en efectivo, como mecanismo de pago.
Reciente propuesta en España
El pasado mes de junio, el Grupo Parlamentario Socialista registró en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley, para proceder a la “eliminación gradual de los pagos en efectivo, con el objetivo de su desaparición definitiva”.
Esta propuesta dio lugar tanto a un debate parlamentario, como entre los principales sectores económicos y sociales, que advirtieron acerca de las consecuencias negativas de una prematura eliminación del dinero en efectivo.
Conviene tener en cuenta que, durante los primeros compases de la pandemia de la COVID-19, se incrementó la preocupación en torno al uso de dinero en efectivo, como un mecanismo transmisor de contagio.
Así mismo, esta propuesta también se enmarca dentro de las medidas sugeridas para reducir la economía sumergida e incrementar la recaudación de impuestos.
Sin embargo, tanto los bancos centrales nacionales, como el Banco Central Europeo (BCE) han insistido en que se debe garantizar la posibilidad del uso del dinero en efectivo, para que todas las personas puedan acceder a los servicios básicos.
Finalmente, la propuesta fue enmendada, y las diferentes fuerzas políticas se han inclinado por encontrar, en el futuro, un enfoque consensuado y progresivo.
Dicho esto, vamos a proceder a analizar las ventajas e inconvenientes que supondría la retirada definitiva del dinero en efectivo.
Ventajas de la eliminación del dinero en efectivo
El despliegue generalizado del dinero en formato digital ofrece, en teoría, numerosas ventajas:
- La eliminación de los costes propios de la impresión, transporte, conservación y sustitución periódica del dinero en efectivo
- La imposibilidad de la falsificación, y el consiguiente ahorro en las habituales medidas de control y seguridad.
- La eliminación de la economía sumergida, con la consiguiente mejora en el control de las actividades económicas y la recaudación de impuestos.
- La prevención de actividades ilegales, tales como el blanqueo de capitales, la evasión de impuestos, la corrupción o las operaciones comerciales de carácter ilegal.
Riesgos y desventajas de la eliminación del dinero en efectivo
Por otro lado, los detractores de la eliminación del dinero en efectivo han advertido de importantes riesgos y problemas ligados a la misma.
Riesgos para la seguridad
La principal preocupación continúa siendo la seguridad. El constante aumento del cibercrimen, así como la posibilidad de fallos que puedan afectar a la infraestructura digital suponen una amenaza para la estabilidad económica de cualquier país.
Es cierto que la tecnología blockchain podría contribuir a reforzar la seguridad de las transacciones digitales a niveles desconocidos hasta el momento. Sin embargo, aún necesita de un proceso de despliegue y maduración.
Conflicto de intereses de las plataformas de pago
Actualmente, los sistemas de pago digital están controlados por plataformas privadas que tienen un evidente interés en obtener un rendimiento económico de los datos que atesoran, lo cual podría anteponerse al interés público.
Limitación de las libertades civiles
El uso del dinero en efectivo permite que los ciudadanos particulares puedan prescindir de intermediarios, y disfruten así de un nivel de privacidad y libertad que sería imposible al utilizar dinero digital.
En este sentido, los más críticos sugieren que la digitalización absoluta de las transacciones comerciales constituye un ejercicio de vigilancia por parte de los gobiernos, que podría dar lugar a abusos.
Pérdida de autonomía por parte de los ciudadanos
Evidentemente, el acceso de todos los segmentos sociales a medios de pago digital es aún un desafío importante, por lo que la desaparición temprana del dinero en efectivo podría suponer la marginación de parte de la población.
Además, algunos críticos han advertido de que, si el canal digital se convirtiese en el único medio de pago, los ciudadanos podrían quedar a merced de las decisiones de las entidades bancarias respecto a su política de comisiones, o verse forzados a hacer uso de sus fondos para evitar escenarios de la aplicación de intereses negativos, que pudieran dar lugar a la desaparición de sus ahorros digitalizados.
En conclusión, si algo se puede extraer del proceso iniciado por Dinamarca hace ya algunos años, es que la eliminación del dinero en efectivo necesita de la concurrencia de dos factores fundamentales.
- En primer lugar, se debe llevar a cabo un proceso escalonado, que permita a la ciudadanía adaptarse a las nuevas circunstancias.
- Y en segundo lugar, la sociedad debe haber adquirido un elevado nivel de madurez respecto al uso del dinero digital, y las formas de pago ligadas a esta tecnología.
Actualmente, el número de daneses que utiliza dinero en efectivo es inferior al 25%. Además, más del 30% de los ciudadanos recurren a aplicaciones móviles para llevar a cabo el pago de sus compras habituales.
En definitiva, una sociedad que está más desvinculada del dinero efectivo puede transitar con más facilidad hacia su eliminación definitiva, sin que ello suponga un trastorno para sus ciudadanos o una barrera en su acceso a los productos y servicios básicos.