La economía colaborativa consiste en dar, tomar prestado, alquilar, comerciar o compartir productos y servicios entre individuos. Por regla general, se articula mediante la intermediación de una empresa que hace posible la compartición de activos que están siendo infrautilizados.
A la economía colaborativa también se la conoce como “economía P2P (peer-to-peer)”, por el hecho de que las partes de la transacción son particulares. No obstante, y como acabo de señalar, la clave radica en la intervención de una empresa que supervisa el intercambio de productos o servicios. Estos negocios se benefician del uso de las últimas tecnologías digitales -como las aplicaciones móviles-, para interconectar con fluidez a los usuarios.
Tipologías y ejemplos de economía colaborativa
Existen muchos tipos de negocio basados en la economía colaborativa y, en teoría, siempre que un particular disponga de algún tipo de activo que pueda poner al servicio de otro, dicha operación podría ser susceptible de generar un negocio de este tipo.
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Transporte
El sector del transporte es uno de los que más desarrollo han experimentado a través de modelos de negocio de los vehículos compartidos –ya sea en propiedad o de alquiler- como, por ejemplo, Blablacar; o bien de transporte particular con chófer, como Uber.
Alojamiento
El sector del alojamiento hotelero también ha visto aparecer al gigante Airbnb, que posibilita que los particulares ofrezcan sus inmuebles, habitaciones o incluso sofás a otros particulares.
Finanzas
El sector financiero cuenta con las modalidades del crowdfunding y crowdlending, mediante las cuales los particulares pueden convertirse en mini inversores en proyectos de otros emprendedores –como Lending Club-, o bien pueden actuar como prestamistas, aportando una pequeña parte del préstamo concedido a otro particular.
Ropa
El sector de la ropa y el calzado también cuenta con sus propias plataformas de economía colaborativa para venta de artículos de segunda mano entre particulares. Por otra parte, también hay plataformas -como Threadless- que reciben las propuestas de miles de diseñadores de ropa por todo el mundo. Aquellos diseños que son mejor valorados por el público son convertidos en ropa, y el diseñador recibe regalías por cada venta conseguida.
Segunda mano
Uno de los grandes pioneros digitales de la economía colaborativa fue eBay, un portal de subastas a través del cual los particulares pueden poner a la venta sus productos de segunda mano, para que otros particulares pujen por ellos.
Estos son solo algunos de los tipos y ejemplos de economía colaborativa más conocidos y con una trayectoria más longeva. Sin embargo, existen muchos otros con menor difusión, pero que ilustran igualmente el carácter de estos modelos de negocio. Por ejemplo, existen bancos de tiempo, a través de los cuales los usuarios particulares intercambian servicios, a cambio de créditos, que pueden usar después para recibir, a su vez, servicios por parte de otros particulares.
Beneficios y oportunidades de negocio de la economía colaborativa
Pese a que ya hay varios gigantes de la economía colaborativa como Uber o Airbnb, estos modelos de negocios aún están definiéndose, sobre todo, en lo que se refiere al cumplimiento de la legislación y su encaje con las actividades profesionales de carácter similar.
Dicho esto, la economía colaborativa ofrece múltiples ventajas y beneficios.
Creación de oportunidades de autoempleo
Cualquier particular que disponga de un activo o pueda ofrecer un servicio, tiene a su alcance múltiples plataformas que le permiten acceder a miles de posibles consumidores o clientes.
Reducción del coste de actividad
Muchos modelos de economía colaborativa se fundamentan en el uso intensivo de Internet y el teletrabajo. Eso implica una notable reducción de costes, relacionados con el transporte al lugar de trabajo, alquiler de oficinas, etc. No obstante, incluso en aquellos casos en los que se opte por la utilización de una oficina o instalaciones de cualquier tipo, los espacios de “coworking” son una excelente alternativa, dado que los usuarios comparten los gastos fijos.
Reducción del coste de vida
Igualmente, la posibilidad de adquirir productos de segunda mano o prescindir de la compra de determinados activos –como un vehículo propio- se traduce en una evidente reducción de los costes de vida. Hasta hace poco tiempo, la propiedad privada de determinados activos estaba íntimamente ligada al estilo de vida tradicional como, por ejemplo, disponer de uno o varios coches en propiedad, comprar ropa de marca, etc. Igualmente, resultaba ineludible costear determinados servicios, como el transporte, o la reserva de un hotel durante un viaje. Gracias a la economía colaborativa, los particulares pueden adoptar un nuevo estilo de vida en el que comparten su vehículo habitual con otras personas, compran ropa de marca de segunda mano, o se alojan en una habitación privada cuando se van de vacaciones.
Incremento de las oportunidades de negocio
Mediante la colaboración de múltiples participantes, es posible sacar adelante modelos de negocio que resultarían inviables o demasiado arriesgados por parte de un solo inversor o emprendedor. La economía colaborativa multiplica, por tanto, las oportunidades de hacer negocio, y pone al alcance de la mayor parte de la gente la posibilidad de emprender con recursos mínimos.
Facilidad en el acceso a financiación
Por último, no podemos olvidar que, gracias al crowdfunding y crowdlending, el acceso a financiación para el lanzamiento de proyectos o el desarrollo de una actividad profesional es mucho más flexible. Hasta la llegada de la economía colaborativa, las empresas y emprendedores solo contaban con las entidades bancarias y financieras tradicionales. Sin embargo, ahora pueden ampliar sus fuentes de financiación y valerse del apoyo de cientos o miles de particulares que actúan como inversores. Estos son solo algunos de los principales beneficios de la economía colaborativa.
No me cabe duda de que, si los legisladores nacionales están dispuestos a flexibilizar las normativas, vamos a asistir al apogeo de negocios basados en esta filosofía, lo que supondrá un cambio radical en la economía global y nuestro estilo de vida.