El sector de la metalurgia no pasa por sus mejores momentos.
Recientemente, tanto el Instituto Nacional de Estadística (INE), como Red Eléctrica han publicado cifras preocupantes en torno al consumo eléctrico en la industria metalúrgica.
Este es uno de los mejores indicadores del nivel de actividad del sector, dado que la electricidad constituye uno de los principales recursos utilizados durante el proceso de producción. De hecho, este sector acumula cerca del 25% del consumo de luz de toda la actividad española.
Caída del consumo eléctrico en cifras
El Índice de Red Eléctrica ha caído casi un 40% desde mayo de 2018, año en que comenzó a percibirse un retroceso productivo dentro del sector.
Por aquel entonces, dicho índice se situaba por encima de los 100 puntos; mientras que el pasado julio se cerró en 62,3 puntos.
Es cierto que el retroceso más abultado ha tenido lugar como consecuencia de la crisis desatada por la COVID-19 y el consiguiente confinamiento.
El presente 2020 tuvo un primer trimestre preocupante con una caída del 12%. Posteriormente, de abril a junio, la caída alcanzó el 21,6%.
Sin embargo, hay que tener presente que los dos últimos ejercicios han protagonizado un descenso constante en el citado índice.
En el tercer trimestre de 2018, tuvo lugar una caída del 2,4%. El primer trimestre de 2019 volvió a ser testigo de un declive del 9,2%, seguido de un segundo y tercer trimestre con pérdidas del 14,6% y 13,9%.
El 2019 se saldó con el mayor retroceso interanual desde que comenzó a elaborarse el indicador en 2010; es decir, un 9,2%.
El Índice de Red Eléctrica estimó que la caída del consumo también afectó a la automoción, con una caída del 10,5%, sector muy ligado al metalúrgico.
Lectura recomendada:
El sector de la automoción frente a la crisis de la COVID 19
Ciclo económico a la baja
El retroceso acumulado a lo largo de estos años no está carente de contexto.
La pandemia del coronavirus no ha hecho sino acrecentar un ciclo económico bajista, que ya se venía fraguando desde hace tiempo.
En primer lugar, la reducción de las ayudas que se pagaban en la factura de la luz, mediante la subasta de interrumpibilidad supuso un notable incremento en los costes energéticos del sector.
A lo que se suma que el estatuto de los consumidores electrointensivos, llamado a reducir la factura eléctrica, no ha logrado ser concretado tras múltiples tramitaciones administrativas.
Además, la tensión comercial entre múltiples bloques mundiales, como es el caso de Estados Unidos y China, o la Unión Europea y Rusia, han perjudicado el comercio internacional del sector metalúrgico.
Necesidad de un plan de reindustrialización
A pesar de que las empresas y fábricas de producción de hierro, acero y demás ferroaleaciones fueron categorizadas como esenciales durante el Estado de Alarma, Confemetal, patronal del sector, mostró en mayo su desconcierto frente a las medidas adoptadas.
A su parecer, el gobierno español mostraba un desconocimiento del funcionamiento de las cadenas de suministro del sector, en las que la paralización de un segmento puede inhabilitar toda la cadena.
Por otro lado, la patronal advirtió de que la falta de materias primas, la caída en el número de pedidos y las dificultades logísticas en el transporte a los países de destino estaban lastrando la actividad de las empresas.
Por ese motivo, solicitó al gobierno un plan de reindustrialización, así como una simplificación de la burocracia, para garantizar la conservación de gran parte del tejido industrial amenazado.
Además, reclamó una mejor coordinación entre la administración central y las administraciones autonómicas.
Finalmente, también hizo énfasis en la necesidad de agilizar los trámites aduaneros, mediante una mejor coordinación con las autoridades europeas.
En definitiva, el sector metalúrgico está atravesando un periodo de incertidumbre, que reclama medidas urgentes por parte de la administración pública, así como planes de reestructuración en las empresas.