De acuerdo con las cifras del último Informe Mensual de Comercio Exterior, publicado por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, el déficit comercial español ha caído a mínimos de finales del siglo pasado. Sin embargo, esto no constituye una buena noticia, debido a que los factores que han propiciado este ajuste en la balanza comercial están vinculados a una paralización de la economía.
Históricamente, España ha presentado un déficit comercial exterior considerablemente elevado, debido a una intensa importación de bienes. Sin embargo, actualmente, estamos presenciando un escenario atípico.
Tan solo en 2020, el déficit comercial de mercancías se contrajo en más de 12.300 millones de euros, lo que supuso una caída superior al 58%, respecto a 2019. Esto nos situó en el menor déficit comercial desde 1985.
A finales del año pasado, publicamos un artículo en el que detallamos la notable reducción del déficit comercial:
Esta tendencia se ha mantenido durante el presente 2021.
Reducción histórica de las importaciones españolas
El motivo detrás de la caída del déficit comercial no es otro que una reducción sin precedentes en las importaciones españolas.
La economía nacional está experimentando una importante contracción, incluso mayor que la de sus homólogos internacionales. Esto ha provocado que la demanda interna se haya visto afectada con mayor intensidad que la externa.
En resumidas cuentas, la ralentización de la actividad económica está perjudicando tanto a las empresas, como a los hogares de los consumidores.
En el primer caso, el tejido empresarial está afrontando importantes pérdidas, lo cual produce un efecto en cadena, tanto en lo que se refiere a la liquidez, como a los impagos y, en último término, el cese de la actividad.
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Por su lado, los consumidores tienen que hacer frente a la reducción de salarios, los ERTE y, en el peor de los casos, el despido. Ineludiblemente, esto afecta a la inversión y el consumo y, por ende, a las importaciones.
No obstante, el mejor comportamiento de la demanda de nuestros socios comerciales está permitiendo que la caída de las exportaciones resulte menos severa.
Análisis de la caída del 49% en el déficit comercial
Durante los dos primeros meses de 2021, el déficit comercial se redujo en un 49,3%, hasta situarse en 2.859,9 millones de euros. Se trata del nivel más bajo desde 1998.
Comportamiento de las exportaciones e importaciones
La caída de las exportaciones ha tenido lugar de forma generalizada. Sin embargo, el sector de la automoción ha sido uno de los más castigados, con una reducción acumulada del 14,4%.
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Mención aparte merece la exportación de productos cárnicos. Estos han logrado situarse al nivel de sectores como el de los medicamentos o los plásticos, gracias al auge en la demanda de carne de cerdo, por parte de China.
El sector ha sumado 1.623 millones de euros y se perfila como un importante impulsor de la recuperación económica.
En cualquier caso, y como ya hemos señalado, el motivo de la reducción del déficit comercial está más ligado a la caída de las importaciones. En estos primeros meses del año, el retroceso se ha situado en el 19,5%.
Principales clientes comerciales
En primer lugar, destaca la irrupción de China como octavo mayor importador (3,3%) de productos españoles, por detrás de Estados Unidos (4,4%) y Holanda (3,4%).
Así mismo, y como era previsible, Reino Unido ha perdido terreno, cayendo al quinto puesto (6,2%), superado por Italia (8,4%) y Portugal (7,2%).
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Por último, en primera posición se sitúa Francia (16%) y Alemania (11,8%).
Impacto en la recuperación económica
A modo de conclusión, cabe señalar que el principal problema de este comportamiento en la balanza comercial es que puede afectar al futuro crecimiento de la economía española.
La actual mejora del déficit comercial no ha tenido lugar de forma saludable, pues está motivada por descensos en las importaciones de bienes de equipo y semifacturas, los cuales están ligados a factores de productividad de las empresas.
La merma de esta productividad significa un menor PIB en el futuro, o lo que es lo mismo, menos beneficios en la cuenta de resultados, menor recaudación de impuestos, menos creación de puestos de trabajo y menores salarios.