Aumento en la construcción de vivienda sostenible
Francia prevé construir 110.000 viviendas nuevas cada año. Alemania, por su parte, espera alcanzar las 400.000. En el caso de España, según la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima), sería necesario producir más de 75.000 viviendas asequibles al año, solamente para atender la demanda y contener el alza de precios.
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Recientemente, el Gobierno de España, movilizó hasta 50.000 viviendas de la Sareb para alquiler social y asequible, un movimiento que, según el ejecutivo, tiene como objetivo incrementar el parque público de vivienda en 100.000 unidades.
Desafíos en el uso de la madera en el sector de la construcción
La Unión Europea prevé que, a partir de 2028, todos los edificios nuevos deberán de ser de cero emisiones, buscando una política que garantice la neutralidad climática. En este contexto, la madera en el sector construcción es un recurso idóneo, pues almacena CO2 y está disponible a nivel local.
Sin embargo, la utilización de este material puede reducir la disponibilidad del mismo, aumentando los precios y poniendo en dificultades al sector de la construcción. Al fin y al cabo, el actual entorno inflacionista, que afecta a la energía y las materias primas, ya ha lastrado la capacidad del sector de la construcción, una situación que ha provocado la paralización de numerosos proyectos.
Reducción de la huella de carbón
De acuerdo con el Análisis del Ciclo de Vida, elaborado por AEDA Homes, el uso de la madera, tanto en la estructura como en la envolvente de los edificios, permite reducir en un 72% la huella de carbono generada durante el proceso de construcción. Esto se debe a sus propiedades aislantes.
No obstante, para alcanzar esta cifra, se exige que la madera sea reciclada una vez agotada la vida útil del edificio. En caso contrario, si se deposita en un vertedero, la reducción en la emisión de CO2 cae al 38%.
Aprovechamiento total de la materia prima
La madera en el sector construcción no solo ofrece múltiples aplicaciones y posibilidades de reutilización, sino que también genera una mínima cantidad de residuos. La madera chapada, los aglomerados y los productos basados en fibras son perfectos ejemplos del largo ciclo de vida que, además, es biodegradable y permite el aprovechamiento térmico.
La economía circular requiere desvincular el crecimiento económico de la demanda de materia prima. Para ello, un material como la madera debe poder utilizarse de forma múltiple y en cascada. Esto requiere su sucesiva utilización para la fabricación de productos hasta finalizar su ciclo de vida con el aprovechamiento térmico del residuo. Se trata de un desafío que también viven otros sectores como el de las energías renovables, donde el reciclaje de los materiales se ha convertido en un elemento fundamental a la hora de reducir las emisiones generadas.
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Modelos de uso de la madera en el sector de la construcción
El uso de la madera ha recuperado el protagonismo que le fue arrebatado por el acero a mediados del siglo XX. Por un lado, se ha recuperado la construcción en armazón de madera mediante vigas. A estas se acoplan paneles de madera aislada para cubrir los techos y las paredes. Además, las casas prefabricadas han comenzado a posicionarse como una alternativa dentro del sector, mediante la construcción modular de viviendas de madera.
La madera en el sector de la construcción español
En el caso de España, aún hay pocas empresas dedicadas a la manufactura de madera para la construcción, aunque se está comenzando a revertir esa situación. Algunas de estas empresas son la gallega Xilonor y la vasca Egoin Wood Group. Esta última se ha convertido en el mayor fabricante de madera laminada (MLE) y contralaminada (CLT) del país, gracias a la reciente inauguración de su nueva planta con una inversión de 25 millones.
Por su parte, el grupo catalán Boix va a comenzar la construcción de la mayor planta especializada en fabricar este tipo de paneles, cuyo despliegue supone una inversión de 35 millones de euros.
En conclusión, la madera está recuperando el protagonismo en el sector de la construcción, no solo como una alternativa más competitiva que otros materiales, sino también alentada por las políticas europeas de sostenibilidad medioambiental.