Según el Eurostat, España cuenta con un amplio margen de mejora en términos de valorización energética de residuos urbanos. Esta operativa consiste en extraer energía de los residuos mediante un proceso de combustión y posterior procesamiento.
Se trata de una solución eficaz al problema medioambiental provocado por los vertederos, que permite suministrar energía de forma local y fiable.
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Comparativa con líderes europeos de valorización energética de residuos
Nuestro país cuenta con un total de 11 plantas, que gestionan algo menos de tres millones de toneladas de basura provenientes de los núcleos urbanos. Se trata de una cifra muy reducida en comparación con otros importantes países europeos.
Francia, por ejemplo, dispone de 124 plantas, que procesan 14,5 toneladas de residuos. El 50% de la red de calefacción urbana de París se nutre con este tipo de plantas de conversión. Por su parte, Alemania es capaz de transformar 27,5 millones de toneladas de basura con 100 plantas de valorización energética. Ejemplo de ello es la instalación de Wuppertal, encargada de producir hidrógeno, para la red de autobuses urbanos.
En este sentido, la media europea de valorización energética de residuos se sitúa en el 25%, de acuerdo con los datos de la Confederación de Plantas de Valorización Energética Europeas (Cewep). España, sin embargo, solo transforma en energía el 11% de su basura. Además, el reciclaje y compostaje español apenas alcanza el 35% de los residuos, sin llegar a alcanzar los objetivos establecidos por la Unión Europea.
Por otro lado, el análisis de los depósitos en vertederos presenta un escenario similar. Europa envía el 24% de su basura a los vertederos. En el caso de España, la cifra aumenta hasta el 54%. Se trata de una cifra preocupante, teniendo en cuenta que los objetivos europeos para el periodo 2030-2035 establecen un máximo del 10% de residuos depositados en vertederos.
Potencial de ahorro energético
La valorización energética supone ahorrar significativas cantidades de combustible, tanto para la gestión de los residuos como para nutrir a los hogares e industrias.
Conviene recordar que el precio del gas natural y el petróleo se ha incrementado notablemente a lo largo del último año, ahogando a muchos sectores productivos y secundarios.
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De acuerdo con las estimaciones de la Asociación de Empresas de Valorización Energética de Residuos Urbanos (Aeversu), se podría ahorrar entre 1.500 y 1.800 millones de euros anuales. Todo ello teniendo en cuenta el precio actual del combustible.
Actualmente, la capacidad de procesamiento instalada permite reducir en 1.650 gigavatios/hor en electricidad importada. Sin embargo, aún estamos lejos de los objetivos marcados por la Unión Europea en términos de independencia energética y producción de energía renovable.
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Beneficio medioambiental de la valorización energética
Tal y como hemos señalado al comienzo, los vertederos suponen un problema para el ecosistema. La saturación de los mismos ha llevado a que muchos países exporten gran parte de sus residuos al exterior. Sin embargo, la próxima reforma legislativa europea podría poner fin a la salida de millones de toneladas de basura.
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Tan solo esta circunstancia supone un motivo de peso para acelerar el despliegue de nuevas plantas de valorización energética de residuos. Sin embargo, este no es el único beneficio para el medioambiente:
- Por un lado, los vertederos son responsables del 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero, particularmente metano.
- Además, la incineración convencional de residuos también supone la emisión de enormes cantidades de CO₂.
Apoyo a la transición justa
Uno de los mayores desafíos de la transición ecológica es que el despliegue de nuevas tecnologías puede afectar a numerosas industrias. Aún siendo contaminantes, son responsables de miles de puestos de trabajo.
Sin embargo, la instalación de nuevas plantas de valorización energética de residuos no supone sustituir o forzar la transformación de otros sectores. La nueva normativa europea exige un uso cada vez más marginal de los vertederos, de forma que esta tecnología apoyaría este proceso sin generar un perjuicio social.
El potencial de los ecocombustibles
Por último, conviene recordar que, además de la producción de metano o hidrógeno, los residuos urbanos también pueden ser utilizados para la generación de otros combustibles ecológicos.
El principal reto de este sector es que el bioetanol y biodiesel de primera generación exigen la utilización de grandes cantidades de vegetales, como el azúcar o la remolacha, a modo de materia prima. Lo mismo ocurre con los combustibles ecológicos de segunda generación, que emplean maíz o soja así como plantas varias.
Eso supone un dilema ético, pues se está creando combustible a partir de un potencial alimento o bien mediante la deforestación. Sin embargo, parte de los combustibles de segunda generación también son producidos de forma más sostenible:
- A partir de desechos agrícolas y aceites usados.
- De forma sintética, con captura de CO₂.
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A modo de conclusión, hay que destacar que la valorización energética de residuos urbanos no puede proporcionar, por sí misma, la independencia energética. Sin embargo, sí supone una aportación significativa a la transición energética. Además, al contrario que con otras alternativas, la tecnología ha alcanzado una madurez que garantiza su viabilidad económica.