El pasado 14 de diciembre, la Unión Europea cerró su acuerdo anual de cuotas pesqueras y días de trabajo. Con cierta estabilidad para España en el Atlántico, pero nuevas restricciones en el Mediterráneo debido a la búsqueda de una mayor sostenibilidad biológica.
La flota pesquera española es la más grande del continente, lo cual plantea un constante desafío por mantener la viabilidad económica del sector, sin agotar los recursos disponibles.
Equilibrio para la zona atlántica
Las negociaciones para la pesca española en el Atlántico no habían comenzado con buen pie.
La propuesta inicial de reducir la pesca de merluza un 18,5% se consideró inasumible por parte del Gobierno español. Al fin y al cabo, esta especie es la más consumida en España y representa el mayor valor económico para el sector. Los 1.200 barcos del conocido como “caladero nacional”, que abarca desde el Golfo de Cádiz hasta Finisterre y cubre toda la costa cantábrica, habrían visto amenazada su continuidad.
También se había planteado reducir las capturas de abadejo en el golfo de Vizcaya en un 20%. Igualmente preocupante fue la propuesta de recorte del 18,4% para el jurel y el 16% para la cigala en determinadas zonas.
Afortunadamente, las negociaciones lograron encontrar una solución más sostenible:
- La pesca de merluza se reducirá un 8%.
- La del jurel se incrementará un 12%.
- El abadejo mantiene sus niveles de captura.
- Las capturas de lenguado se recortarán un 5%.
- Las de la cigala se reducirán un 5%.
El Gobierno espera que las necesidades pendientes puedan cubrirse con los swaps o intercambios de cuotas con Portugal y Francia.
Además, se ha alcanzado un acuerdo para revisar el modelo de evaluación de las reservas de merluza, lo que abre la puerta a un reparto más favorable en los pactos venideros.
Importante recorte para la pesca en el Mediterráneo
Aunque España se ha expresado en contra durante la votación final, la mayoría cualificada ha aprobado un nuevo reparto que perjudica los intereses de la flota española.
El planteamiento original partía de una reducción del 7,5% en los días de pesca. A pesar de la negativa española, dicho recorte ha quedado en el 6%. Este aún se considera inviable y supone una reducción acumulada del 17,5%, si se añaden las restricciones impuestas en los últimos dos ejercicios.
Las alternativas propuestas por el Gobierno español para proteger los intereses de los 900 buques que faenan en el Mediterráneo pasaban por:
- La reducción de un 4% de los días de trabajo, mediante la utilización de redes de arrastre menos tupidas para evitar la captura de peces de menor tamaño.
- La veda total en zonas marítimas contrastadas, en las que los alevines crecen hasta alcanzar la edad adulta.
Al recorte del 6% de los días trabajados, se añade el establecimiento de un límite máximo de gamba roja, el cual no existía previamente.
Cabe señalar que el pacto alcanzado contempla la recuperación de un 2% de los días de trabajo mediante las medidas de selectividad.
De acuerdo con la Confederación Española de Pesca (CEPESCA), estas restricciones, unidas al aumento de los costes de explotación, suponen un duro golpe a la pesca española.
Por su parte, las organizaciones ecologistas se han manifestado en contra del nuevo acuerdo de pesca, cuestionando la sostenibilidad de este y alegando en favor de la preservación de la biodiversidad.
Acuerdo con Reino Unido
Por último, escasos días después del acuerdo entre la Comisión Europea y los 27 estados miembros, también se logró un pacto con el Reino Unido para faenar en aguas compartidas del Atlántico y el mar del Norte.
Por un lado, los niveles de captura fijados para las diferentes poblaciones de interés capturadas en aguas de Francia, Irlanda y Reino Unido se basan en las recomendaciones científicas disponibles. Además, se minimizan las reducciones en algunas poblaciones de peces más vulnerables.
Por ejemplo, se ha alcanzado una reducción del 20% en el total admisible de captura (TAC) de la merluza norte. Esta cifra es inferior a la propuesta por los informes científicos pero se mantiene dentro de los rangos de sostenibilidad.
Por otro lado, la pesca de gallo aumenta su cuota en un 7%, al igual que la de rape, que lo hace en un 8% en Gran Sol, salvo en el oeste de Escocia.
Finalmente, en lo que concierne a aquellas especies de las que España no tiene asignación, se mantienen los TAC de las especies de aguas profundas, así como el correspondiente al bacalao del mencionado stock al oeste de Escocia. Por su parte, se reduce un 20% del TAC en el mar Céltico.
No obstante, las estimaciones apuntan a que España podrá hacer uso de los swaps disponibles para cubrir los niveles de capturas accidentales en ambas regiones pesqueras. Para el Gobierno español, el acuerdo ha resultado satisfactorio.