De acuerdo con el último informe de Allianz Trade, la situación de la economía global para el periodo 2023-25 plantea un escenario en el que la recesión económica actual quedará atrás, pero que se caracterizará por un crecimiento lento y desafíos persistentes.
Se espera un repunte modesto en el comercio global y un crecimiento del PIB en Estados Unidos, Alemania, Francia y China, pero por debajo de las expectativas anteriores.
La inflación se mantendrá elevada, aunque disminuirá gradualmente, con tibios ajustes en los tipos de interés por parte de los bancos centrales. Por otra parte, la consolidación fiscal influirá en las decisiones económicas de los gobiernos.
Finalmente, los mercados de capitales se enfrentarán a tensiones entre factores macro y microeconómicos, con expectativas de rendimientos positivos pero modestos.
Desaceleración de la economía global
La economía global se encamina hacia un periodo de crecimiento moderado. Estados Unidos, con un crecimiento del PIB de solo el 1,1% en 2024, podría registrar la subida más baja desde 2009, mientras que Alemania y Francia se estancarán en un crecimiento del 0,7%.
La desaceleración de China, con proyecciones del 4,7% en 2024 y 4,2% en 2025, impactará negativamente a los mercados emergentes, que verán su crecimiento reducido a menos del 4%.
A nivel global, se espera que el crecimiento del PIB disminuya al 2,7% en 2023 y 2,4% en 2024, reflejando un escenario por debajo de los niveles de 2019. El comercio mundial, afectado por una demanda débil, podría cerrar 2023 con una tasa negativa de crecimiento del -0,6%, para comenzar a recuperarse en 2024, a un ritmo del 3,3%.
Las empresas tendrán que hacer frente a una disminución en la demanda y un incremento en los costes, lo que inevitablemente reducirá sus márgenes de beneficio. Es más, se espera un aumento de las insolvencias empresariales, especialmente en Europa Occidental.
En los mercados emergentes, la disminución de la demanda internacional y la sensibilidad al riesgo marcarán un ritmo de crecimiento más lento, con una atención especial en las regiones cercanas a China y la Unión Europea.
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Desafíos fiscales y políticas industriales en 2024
En 2024, las economías avanzadas afrontarán un complejo escenario fiscal. Europa y Estados Unidos deben equilibrar sus políticas fiscales para no socavar los esfuerzos monetarios y mantener la sostenibilidad financiera.
Mientras Europa se enfoca en la consolidación fiscal y negocia reglas fiscales más flexibles, Estados Unidos verá crecer sus desequilibrios fiscales, con un déficit público que podría alcanzar el -8,4% del PIB.
Las políticas industriales se han convertido en un campo de batalla geopolítico, con subsidios que desafían el sistema de comercio global y generan tensiones entre regiones tradicionalmente aliadas.
Buen ejemplo de ello son la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley de Chips y Ciencia, aprobadas por el Congreso de Estados Unidos. Estas normativas han provocado reacciones en Europa, Japón y Corea del Sur, que buscan competir con incentivos similares.
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Un calendario cargado de riesgos políticos para la economía global
El panorama político de 2024 se presenta cargado y polarizado, especialmente en Estados Unidos y Europa. En el gigante norteamericano, la elección presidencial se perfila como una contienda polarizada entre el presidente Joe Biden y el expresidente Donald Trump. Un triunfo republicano podría significar recortes de impuestos, pero no necesariamente una reducción del gasto. Asimismo, dada la postura proteccionista de la administración Trump, es previsible el mantenimiento del gasto social y el foco en la desregulación.
Entre los desafíos para el viejo continente destacan la guerra en Ucrania, la transición verde, la migración y las normativas fiscales.
Mercados de capital: batalla entre dinámicas macro y micro
En el escenario actual de los mercados de capital, el foco de los inversores oscila entre la posibilidad de evitar una recesión global y sus consecuencias en las políticas fiscales y monetarias.
A pesar de un sesgo implícitamente restrictivo, predomina la creencia de que los elevados tipos de interés no desestabilizan la demanda ni el impulso del mercado. Sin embargo, esta postura optimista se enfrenta a una creciente incertidumbre macroeconómica. La divergencia entre las valoraciones, las condiciones económicas y el posicionamiento del mercado genera señales contradictorias. Aunque hay noticias positivas, los riesgos para el crecimiento, las ganancias y los impagos persisten.
En este contexto, cabe preguntarse si las dinámicas microeconómicas lograrán sostenerse hasta que la economía global en general gane tracción. Igualmente, es necesario valorar cuál será el impacto de la economía china sobre la demanda global y los mercados financieros.
Por su parte, las políticas de los bancos centrales afectarán inexorablemente a los mercados de bonos y divisas:
- En cuanto a los bonos, con los tipos de política monetaria acercándose a sus máximos, se prevé poca variación en los títulos a largo plazo. El entorno actual de oferta y demanda podría limitar las caídas de los tipos, a pesar de una posible disminución de la inflación.
- En el frente de las divisas, el dólar estadounidense ha mostrado una gran fortaleza, pese a estar sobrevalorado.
- Por su parte, se espera que las monedas no cíclicas y de alto rendimiento, como el real brasileño y el peso colombiano, tengan un buen desempeño. El peso mexicano también podría beneficiarse de los tipos de interés elevados, aunque se anticipa volatilidad debido a las elecciones presidenciales en México en 2024.
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Mayores costes financieros para las empresas
Las empresas han resistido el aumento en sus costes de financiación, aunque la morosidad continúa incrementándose. Las corporaciones de alta calificación probablemente superarán este desafío, manteniendo un crecimiento positivo en su balance. Sin embargo, las empresas con peores ratios de solvencia podrían sufrir una erosión en su capacidad para hacer frente a la deuda, debido a costes de financiación en torno al 8-9%.
Los mercados de valores se muestran eufóricos pese a la incertidumbre de la economía global
Por último, cabe destacar que, en 2023, las bolsas de valores de Estados Unidos y Europa han registrado un notable repunte de dos dígitos. Sin embargo, este crecimiento ha sido desigual, con las acciones de crecimiento en Estados Unidos liderando con aumentos del 30 al 40%, mientras que otros sectores se mantuvieron estables.
Este auge se atribuye a un optimismo centrado en la inteligencia artificial y la repatriación de negocios, más que en la economía global en general. No obstante, los resultados financieros del segundo trimestre superaron las expectativas, lo que llevó a los analistas a mejorar sus proyecciones, especialmente en el sector tecnológico.
En Europa, a pesar de los retos económicos y la recesión en Alemania, los índices bursátiles han mantenido un rendimiento positivo. Las acciones europeas, afectadas por datos económicos adversos, ofrecen una propuesta atractiva por su valoración inferior al promedio histórico.
Por su parte, los mercados emergentes enfrentan la desaceleración de China y la presión del ajuste monetario en economías avanzadas. Se espera un rendimiento total moderado al cierre de 2023, con una recuperación gradual en los próximos años.