De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE), el Producto Interior Bruto (PIB) de España creció un 0,5% durante el primer trimestre del año. Esto también supone una tasa interanual de crecimiento del 3,8%. Lo que manifiesta una aceleración en el ritmo de crecimiento económico respecto al último trimestre de 2022, que se cerró con un 2,9%. Un hecho que no ha impedido que la incertidumbre en las pymes se mantenga.
En lo que al PIB se refiere, se ha logrado recuperar, por primera vez, el nivel anterior a la pandemia de COVID-19. Ahora bien, estas cifras también se han visto favorecidas por la inflación, un factor que, al igual que con la deuda pública, puede distorsionar la verdadera evolución de la economía española.
En este artículo, vamos a presentar los diferentes factores que pueden estar influyendo positiva y negativamente en la recuperación económica de España.
Reducción de los precios de la energía
Conviene recordar que, a finales del año pasado, los estados miembros de la Unión Europea acordaron, como medida de excepción, que el precio del suministro eléctrico pudiese fijarse por debajo del coste.
Concretamente, el pasado 6 de octubre, los estados miembros se comprometieron a la aplicación del Reglamento del Consejo Europeo. Este incluía medidas como:
- La reducción de la demanda eléctrica, en horas punta.
- El tope a los ingresos de los productos inframarginales a 180 euros/MWh, como es el caso de las energías renovables, la energía nuclear y el carbón.
- La conocida como “tasa de solidaridad” o contribución de solidaridad temporal obligatoria, aplicada a los beneficios extraordinarios de las empresas energéticas.
- La posibilidad de fijar precios por debajo del coste.
Además, los precios del gas natural y el petróleo en los mercados europeos cerraron el año con una tendencia a la baja. Los altos niveles de reservas energéticas alcanzados en la Unión Europea aportaron la tranquilidad necesaria para reducir la tensión sufrida meses atrás y dar un balón de oxígeno a las pymes.
Restauración de la cadena de valor para las pymes
Es evidente que, la COVID-19 primero y la guerra en Ucrania después afectaron profundamente al funcionamiento de las cadenas de valor globales.
De acuerdo con el estudio “Advancing Through Headwinds”, publicado por Capgemini, el 89% de las empresas prevé invertir en:
- Tecnologías que les permitan reducir costes y tomar decisiones más rápidas.
- Onshoring y nearshoring, es decir, disponer de instalaciones en zonas geográficas más cercanas.
- Trabajo remoto e híbrido.
El objetivo no es otro que contar con una mayor seguridad estratégica, lo que implica un proceso de descentralización, cuyos efectos ya han comenzado a percibirse.
Crecimiento de las exportaciones
Ligado al aspecto anterior, cabe destacar que el comercio exterior sigue funcionando como un importante tractor económico, dando impulso a las pymes. El año pasado, las exportaciones españolas batieron su récord histórico. Tan solo en el primer semestre, se superaron los 190.919 millones de euros de facturación. De esta forma, se le dio un respiro a las empresas y se redujo la incertidumbre en las pymes con respecto a las exportaciones.
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Mejora del empleo
Según las estimaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el mercado laboral ha dado muestras de solidez, si bien España continúa con la mayor tasa de paro de la zona euro.
En el último trimestre de 2022, la proporción de nuevos empleos con contratos temporales fue menor que en el mismo trimestre del año anterior en 20 países europeos. Entre ellos, destacaron Noruega, España, Suecia, la República Eslovaca e Irlanda.
Ayudas provenientes de los Fondos Next Generation
Finalmente, no podemos olvidar los 70.000 millones provenientes del programa de recuperación y resiliencia. Esta es la primera parte de las ayudas que está previsto repartir, entre autónomos y empresas, hasta el presente año. De esta forma, se contribuiría a impulsar la economía española y a dotarla de más recursos. Especialmente, en términos de transformación digital.
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Incertidumbre en las pymes ante el incremento de la inflación
En el espectro opuesto se sitúa la inflación, gran protagonista de 2022, y que aún hoy presenta un escenario de incertidumbre.
Durante el pasado ejercicio, España y la Unión Europea sufrieron un contexto de hiperinflación que lastró la recuperación económica. En el caso de Alemania, esta situación ha generado que la economía alemana caiga en recesión económica, con unas consecuencias para el resto de los miembros de la Unión Europea que aún no están claras.
En el caso de España, el índice de precios al consumo (IPC) alcanzó el 10,8% en julio del año pasado respecto a 2021. No obstante, la inflación parece estar desacelerándose. La tasa de variación interanual se situó en el 3,2% el pasado mes de mayo, en comparación con 2022.
Esta situación no solo ha afectado a los hogares españoles, también ha diezmado los márgenes de beneficio de las empresas españolas. Estas no pueden trasladar la totalidad del incremento de costes, a los precios, pues podrían forzar una caída de la demanda.
Aumento de los tipos de interés
La respuesta por parte del Banco Central Europeo (BCE), emulando a sus homólogos en Estados Unidos y Japón, ha sido la subida de los tipos de interés del dinero.
En junio del año pasado, la máxima institución financiera europea comenzó a incrementar el precio del dinero que, actualmente, se sitúa en el 3,75%. Se trata del mayor tipo desde 2008, año del estallido de la burbuja inmobiliaria, lo que ha generado un aumento en la incertidumbre en las pymes.
Evidentemente, el alza de tipos supone un lastre al crecimiento económico al dificultar el acceso a financiación. Además, el BCE ya ha adelantado que continuará subiendo el precio del dinero mientras la inflación no se sitúe en el 2%.
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La debilidad del consumo de los hogares aumenta la incertidumbre en las pymes
Por último, debemos mencionar las cifras del consumo interno. De acuerdo con el INE, el consumo de los hogares durante el último cuarto de 2022 se redujo un 0,8. Además, según el “Indicador Cepyme sobre la Situación de las Pymes Españolas”, los costes han continuado creciendo por encima de las ventas. Tan solo en el caso de las pymes, estos costes aumentaron un 6%, impulsados por el aumento de la energía y los salarios.
Con respecto a las ventas, si se elimina el efecto de la inflación, CEPYME estima que la facturación de las empresas se ha ralentizado hasta el 11,7% en 2022 -en 2021, alcanzaron un 14,5%-. También han dado muestras de estancamiento las pequeñas y medianas empresas, cuyas ventas reales solo aumentaron un 0,1%, que se suma al de las medianas empresas, que solo anotaron un leve incremento del 3%.
La incertidumbre en las pymes ha aumentado en este año. Por un lado, tenemos indicadores económicos que dan una cierta esperanza: precios de la energía a la baja, aumento de las exportaciones o la mejora en los datos de empleo. No obstante, también se cuenta con indicadores que hablan de una futura tendencia económica negativa a corto y medio plazo, como puede ser la subida de tipos de interés o la debilidad del consumo en los hogares españoles.