De acuerdo con el compromiso alcanzado en la cumbre climática de Glasgow (COP26), España se comprometió a poner fin a la financiación pública de las energías fósiles en 2022. Lo hizo junto a los otros 38 países participantes.
Este compromiso va a suponer un cambio radical del perfil de las operaciones financiadas durante los últimos años.
Liderazgo español en la inversión en energías fósiles
De acuerdo con el informe “Export finance for the past or the future?”, publicado por la organización Oil Change International (OCI) y el Overseas Development Institute (ODI), España lideró la inversión pública en proyectos de combustibles fósiles en el extranjero durante el periodo 2018-2020.
Concretamente en ese periodo, España aportó algo más de 6.500 millones de euros a este tipo de proyectos, 6.400 millones fueron destinados a inversiones petrolíferas y 109 millones se invirtieron en gas. No hubo, sin embargo, proyectos relacionados con el carbón.
Destaca, en particular, el proyecto de la refinería de Omán, ejecutado por la empresa española Técnicas Reunidas y que ha acaparado gran parte del presupuesto.
España no es el único gran inversor en energías fósiles
En abril de 2021, Francia, Dinamarca, Alemania, Países Bajos, España, Suecia y Reino Unido conformaron el grupo conocido como Export Finance for Future (E3F). Esta iniciativa internacional se marcó el propósito de incentivar la financiación con fondos públicos de proyectos sostenibles y amigables con el clima. También de frenar las inversiones vinculadas a proyectos de combustibles fósiles de carbón, gas y petróleo.
En definitiva, se alineó con el Acuerdo Climático de París y sirvió de inspiración para la posterior cumbre climática de Glasgow.
Sin embargo, en los pasados ejercicios, los países pertenecientes al E3F han realizado una inversión total de 20.000 millones de euros en energías fósiles. A los 6.500 millones de euros españoles, hay que sumar 5.000 millones provenientes de Alemania, 3.700 millones por parte del Reino Unido, 2.600 millones de los Países Bajos y 885 millones por parte de Francia.
El citado informe de la OCI y el ODI hace hincapié en el apoyo a proyectos controvertidos, como las explotaciones de gas natural en Mozambique y las de gas natural licuado (GNL) efectuadas por Rusia en el Ártico.
Transición hacia las energías renovables
Los países pertenecientes al E3F también invirtieron un total de 17.000 millones de euros en energías limpias. En este sentido, los países más aventajados son Dinamarca y Suecia, que han invertido 6.876 y 6.787 millones de euros, respectivamente, en energías renovables.
No obstante, el volumen de inversión española en este ámbito fue considerablemente más reducido al invertido en energías fósiles. La cifra alcanzó los 120 millones de euros entre 2018 y 2020. Esto supone 51 veces menos de fondos públicos que los destinados a combustibles fósiles.
Se trata de una diferencia sustancial que necesitará cambiar radicalmente si España quiere cumplir con los compromisos de la COP26.
De acuerdo con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, España ha dejado de financiar proyectos vinculados con el carbón desde el año 2020. Además, ya se trabaja para extinguir los subsidios al resto de combustibles fósiles.
Sin lugar a duda, es un importante reto, especialmente ahora que el déficit energético está generando el rápido encarecimiento de la electricidad. No en vano, los países de la Unión Europea se encuentran sumergidos en un debate acerca de las energías limpias y los pasos más adecuados para avanzar en su proliferación.