La industria eólica española disfruta de un merecido protagonismo en las operaciones de comercio internacional, gracias a su decidida apuesta por el crecimiento y la tecnología.
Liderazgo en exportación tecnológica
De acuerdo con las cifras de UNCOMTRADE (División de Naciones Unidas para el Comercio), publicadas en 2018, España facturó en 2018, un total de 2.542 millones de dólares.
Esto facturación la sitúa como quinto exportador mundial de tecnología eólica, tan sólo por detrás de China, Alemania, Dinamarca y EE.UU.
Sin embargo, si tenemos en cuenta los ingresos netos de 1.994 millones de dólares generados con este tráfico comercial, nuestro país asciende a la tercera posición, únicamente superado por sus competidores chinos y daneses.
Concretamente, España es el cuarto exportador de aerogeneradores a nivel mundial. Además, es la sexta potencia con más patentes eólicas del mundo, lo cual le proporciona un amplio margen de maniobra a la hora de comerciar con su tecnología.
Origen de las exportaciones por comunidades autónomas
En lo que se refiere a la distribución nacional de los ingresos generados por las exportaciones eólicas, se puede apreciar que hay tres comunidades autónomas que aglutinan el 67% de todas las exportaciones.
Navarra, Castilla y León y País Vasco, concentran la mayor parte de los 207 centros industriales de la industria eólica. Sus condiciones climáticas y la inversión llevada a cabo durante los últimos 20 años ha permitido que estas regiones se coloquen como líderes indiscutibles en la exportación eólica.
Con menor importancia, encontramos a la Comunidad de Madrid, Castilla La Mancha y Galicia, que aglutinan el 22% del valor total exportado.
El 11% remanente de las exportaciones se distribuye de forma más o menos homogénea entre el resto de las comunidades autónomas.
Destino de las exportaciones eólicas
Entre los principales partners comerciales destacan Estados Unidos, Italia, Francia, México y Holanda.
Dicho esto, el 43% de la facturación tiene como destino países de la Unión Europea, que, a su vez, es un importante exportador internacional de tecnología eólica.
Atracción de inversión internacional y oportunidades de exportación
Vale la pena destacar que las exportaciones españolas apenas representan el 0,84% del total de las exportaciones de naturaleza no energética que salen de España cada año.
El sector tiene, por tanto, un amplio margen de mejora para ganar protagonismo en el PIB nacional. Además, la coyuntura internacional podría favorecer este crecimiento.
Una inversión global de 5,3 billones de dólares
Según las previsiones de BNEF (Bloomberg New Energy Finance), el mercado global de energía eólica va a recibir unas inversiones por valor de 5,3 billones de dólares hasta el año 2050.
La industria nacional disfruta de una posición privilegiada que debería aprovechar para atraer buena parte de esa inversión. La elevada rentabilidad de sus exportaciones y su dominio del know-how son excelentes argumentos a esgrimir en la distribución de semejante flujo financiero.
Exportación energética
Por otro lado, las condiciones climáticas permiten que España disfrute de una climatología relativamente suave en comparación con los vecinos europeos del norte.
Esto puede dar lugar a contextos en los que la energía eólica española sea más barata que la de sus competidores en épocas de alta demanda.
De hecho, la ola de frío invernal que azotó Europa el pasado invierno permitió que España vendiese su energía eólica al resto del continente a precios muy competitivos.
Creciente demanda en América Latina
Finalmente, la mayor parte de los países de Latinoamérica presentan una fuerte dependencia de la energía derivada del petróleo, así como importantes carencias en suministro proveniente de energías renovables como la eólica y la solar.
La industria eólica española tiene, por tanto, una excelente oportunidad de crecimiento en esta región con estrechos vínculos culturales.
Lectura recomendada: