La inflación de los últimos meses ha puesto en jaque a la industria farmacéutica, cuyos medicamentos genéricos están sometidos a una estricta regulación en los precios de venta.
El aumento de los costes de la energía y las materias primas, unido al recrudecimiento de las condiciones de acceso a la financiación, están poniendo a prueba la resistencia del sector, obligado a soportar la totalidad de los sobrecostes en los productos intervenidos.
La industria farmacéutica como un sector estratégico
Conviene recordar que la industria farmacéutica española produce por valor 16.000 millones de euros al año. Además, según la Secretaría de Estado de Comercio Exterior, el sector tiene una clara vocación exportadora, con un 75% de la producción destinada a otros mercados. De hecho, en 2021 incrementó en un 41% sus ventas al exterior, siguiendo la línea marcada en los últimos años.
Sin embargo, y como veremos enseguida, el sector ha sufrido una abrupta caída de las ventas en el exterior, lo que supone interrumpir su excelente trayectoria.
Por otra parte, el sector genera más de 36.000 puestos de trabajo directos, lo que supone un 4,42% más que en el año 2019.
Finalmente, esta industria invierte una media de 1.000 millones de euros anuales en sus plantas de producción, lo que pone de manifiesto su capacidad de innovación.
La presión inflacionista amenaza la viabilidad de la producción
De acuerdo con la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE), el 50% de las unidades de fármacos genéricos se venden por debajo de 1,60 euros. Si la tendencia inflacionista continúa, los costes de producción podrían superar el precio de venta, provocando el cese de la producción.
Además, el sector señala que la política de precios a la baja marcada por el Ministerio de Sanidad durante las últimas dos décadas ha supuesto que el modelo de negocio necesite altos volúmenes de venta para poder obtener beneficios. Por eso, desde la FEFE, solicitan que se establezca un tope mínimo de 2 euros en los precios de venta de estos fármacos.
La Asociación Española de Medicamentos Genéricos (AESEG) se ha expresado en el mismo sentido, advirtiendo de que el aumento de los costes de las materias primas podría imposibilitar la producción de los fármacos.
Peligro de escasez de suministro de medicamentos
Evidentemente, esta situación podría dar lugar a la paralización de la producción de determinados fármacos por parte de los laboratorios. De hecho, ya se han detectado limitaciones en el suministro de productos como la Amoxicilina Pensa Pharma de 500 mg, la Azitromicina Kern Pharma de 500 y 250 mg o el Naproxeno Sodico Cinfa de 55 mg.
Por el momento, sin embargo, la AESEG ha confirmado que los márgenes de beneficio aún se mantienen, por lo que no debería haber mayores problemas de suministro.
Política pública de reducción de precios de venta para la industria farmacéutica
Tal y como señala la FEFE, la Administración Pública ha seguido una clara política bajista en lo que a los precios de venta se refiere. Desde el año 2009, el gasto medio por receta ha descendido a los 10,81 euros, lo que supone un recorte del 20%.
De hecho, y según la OCDE, los precios en España están entre los más bajos de Europa y se sitúan un 16% por debajo de la media. De acuerdo con las cifras del Observatorio del Medicamento, publicado el pasado mes de agosto, los precios de 797 formatos se han reducido.
Además, la reciente Orden de Precios de Referencia va a suponer una nueva bajada del precio de venta de estos medicamentos. En consecuencia, se calcula que el sector tendrá que asumir una caída de 40 millones en su facturación.
Caída de las exportaciones de la industria farmacéutica
Por último, y para tener una visión de conjunto, es necesario destacar la reciente merma de las ventas en el exterior. Según los datos del Icex España Exportación e Inversiones, en el periodo enero-septiembre, la industria farmacéutica ha exportado medicamentos por valor de 10.604 millones de euros. Esto supone una caída del 16,1% respecto al mismo periodo de 2021. Especialmente aciago ha sido el mes de septiembre, con una reducción del 50,2% de las ventas frente al mismo mes del ejercicio anterior.
No obstante, cabe señalar que la industria aún tiene mejores registros que los de 2019, cuando se facturaron 8.850 millones de euros, en los primeros nueve meses del año.
Sea como fuere, el sector debe afrontar ahora la caída de la demanda en los mercados internacionales junto a las limitaciones ya señaladas en el mercado interno.
Sobra decir que el estado de bienestar implica que todos los ciudadanos puedan acceder a los medicamentos necesarios para disfrutar de una buena salud. Sin embargo, para garantizar la calidad de la sanidad, también es imprescindible contar con un sector farmacéutico sostenible económicamente y con capacidad de inversión.