La innovación constituye una de las principales garantías de futuro del sector agroalimentario. De hecho, el grupo de trabajo creado por la Red Española del Pacto Mundial de las Naciones Unidas ha identificado múltiples retos relacionados con la innovación, en el contexto de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) adoptados por esta organización internacional en el 2015.
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Retos del sector agroalimentario
No obstante, las cifras referentes a la inversión en I+D en España ponen de manifiesto ciertas deficiencias, al menos, si las comparamos con la media dentro de la Unión Europea. Concretamente, la inversión española es 10 puntos porcentuales más baja que el promedio europeo, lo que supone un evidente riesgo para el sector.
Menos sorprendente es el hecho de que la mitad del gasto sea llevado a cabo por pymes. Al fin y al cabo, más del 90% del sector está compuesto por pequeñas y medianas empresas. Esta atomización puede ser uno de los motivos detrás de las deficiencias en inversión en innovación. De hecho, ya lo es en lo referente a la capacidad exportadora de la industria nacional, pese a lo cual, España es uno de los grandes líderes mundiales, tal y como explico en este otro artículo:
Sector agroalimentario español entre los principales exportadores mundiales
Sea como fuere, este sector podría verse muy beneficiado con la implantación generalizada de una serie de avances tecnológicos, que procedo a presentar.
Digitalización e Industria 4.0
La incorporación de las tecnologías digitales en los diferentes niveles de la industria agroalimentaria puede tener un notable impacto en términos de productividad.
La computación en la nube, la automatización de procesos y la Inteligencia Artificial ya están presentes en múltiples soluciones aplicadas a la industria.
De hecho, el concepto de las fábricas inteligentes –incorporado con éxito en otros sectores industriales- está comenzando a transformar la cadena de valor del sector, optimizando los procesos y la utilización de recursos.
Calidad y seguridad alimentaria
La normativa de la Unión Europea y los propios consumidores exigen que la industria alimentaria ofrezca el mayor nivel posible de calidad de los productos, así como una completa trazabilidad desde su origen, hasta la llegada a la mesa.
Por un lado, la utilización de nuevos biosensores permite garantizar la calidad de los alimentos.
Además, los nuevos sistemas de etiquetado inteligente han supuesto una mejora considerable en la trazabilidad del producto y la información proporcionada al consumidor final.
Internet de las cosas, Big Data e Inteligencia Artificial
Estas tres tecnologías son los ejes en los que se sustenta la futura manera de gestionar la producción agrícola y tomar decisiones durante el proceso.
Gracias al Internet de las cosas, ahora es posible recabar ingentes cantidades de información. Este Big Data, sin embargo, no puede ser objeto de un análisis directo por parte de los humanos, de una forma eficiente.
En su lugar, los nuevos algoritmos de Inteligencia Artificial pueden procesar todos estos datos y extraer conclusiones e insights de carácter operativo y estratégico, a utilizar para mejorar múltiples aspectos, tanto en los procesos de producción, como en la distribución.
Drones
La utilización de drones en el sector agroalimentario aún está dando sus primeros pasos, muy prometedores.
Gracias al empleo de cámaras multiespectrales y demás sensores, los drones facilitan la recogida de información acerca del estado de los cultivos, para tomar después las medidas oportunas.
Esta información no sería posible mediante las prácticas tradicionales de examen de los cultivos, y va a suponer la optimización en aspectos tales como el riego, la fumigación o la fertilización, dado que se podrá llevar a cabo una aplicación mucho más localizada.
Tecnología láser
La utilización de la tecnología láser ha permitido una monitorización más eficiente del estado de maduración de las cosechas, sin necesidad de dañar el producto.
Gracias a ello, es posible identificar el momento idóneo de recolección para ofrecer productos de mejor calidad, sabor y estado de conservación.
Personalización de la cadena de distribución
La idea de una industria agroalimentaria que ofrezca un servicio personalizado para cada consumidor está cada vez más cerca.
Las nuevas tecnologías permiten crear cadenas de distribución más atomizadas, sin que por ello se pierdan las ventajas de la economía de escala, lo cual resulta clave para poder seguir consiguiendo la rentabilidad y nivel de competitividad necesaria.
Elaboración de “súper alimentos”
Ya sea mediante la utilización de ingeniería genética o bien la investigación de alimentos naturales menos comunes en la dieta tradicional, la industria está favoreciendo la comercialización de “súper alimentos”.
Estos productos se caracterizan por mayores propiedades nutricionales, así como otros beneficios para la salud, y son cada vez mejor recibidos por los consumidores, quienes desean mejorar su calidad de vida de una forma eficiente.
España dispone de empresas punteras, equipamiento “state of the art” y una cultura agrícola cada vez más concienciada con la innovación y la necesidad de desarrollar una industria sostenible.
La incorporación de estos y otros muchos avances está suponiendo la mejora de la competitividad, así como de la calidad ofrecida a los consumidores. Si se mantienen estos criterios de gestión, no cabe duda de que el sector tiene un brillante futuro por delante.