En 2023, la inversión española en China experimentó una drástica caída, que refleja un creciente desinterés de los empresarios españoles hacia este mercado.
Según datos de la Secretaría de Estado de Comercio, entre enero y septiembre de 2023, la inversión española en China se desplomó hasta apenas 7 millones de euros. Se trata del nivel más bajo desde 1999. Esta cifra contrasta marcadamente con la media anual de unos 200 millones de euros hasta mediados de la década pasada.
Hace unos días, desde Solunion poníamos de manifiesto cómo las importaciones de China del sector agroalimentario habían registrado una caída significativa (-6% del segmento de carne de cerdo), así como en el sector del aceite, donde pasa a convertirse en el país con mayor descenso porcentual de consumo registrado.
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Cabe señalar que esta tendencia bajista comenzó a fraguarse desde el año 2015, tan solo alterada por un fuerte repunte en 2020, impulsado por las inversiones sanitarias durante la pandemia. Este descenso pone de manifiesto no solo las dificultades actuales para hacer negocios en China, sino también un cambio significativo en la percepción y estrategia de inversión de las empresas españolas en el gigante asiático.
Factores detrás del declive de la inversión española en China
Esta pronunciada disminución de la inversión española en China puede atribuirse a una confluencia de factores económicos, geopolíticos y culturales.
Crisis inmobiliaria
En primer lugar, la crisis inmobiliaria que sacudió a China en 2023 ha tenido un impacto directo en la confianza de los inversores. La quiebra de cientos de empresas del sector no solo ha desestabilizado la economía interna. También ha generado incertidumbre entre los inversores extranjeros, preocupados por la volatilidad y el riesgo de contagio a otras áreas de la economía.
Tensión geopolítica
A esto se suma el aumento de las tensiones geopolíticas, especialmente en lo que respecta a la fabricación de chips, la situación en Taiwán y las políticas de relocalización de empresas.
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Estos elementos han llevado a muchas empresas españolas a reconsiderar sus estrategias de inversión y a reconducirlas hacia mercados percibidos como más estables políticamente.
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Retos culturales e idiosincrasia del empresario español
Además, los retos culturales y operativos representan otro obstáculo significativo para las empresas españolas. La barrera del idioma, las diferencias en prácticas comerciales y la necesidad de adaptarse a un entorno empresarial altamente competitivo y regulado son factores que requieren una inversión considerable en tiempo y recursos.
El empresario español tiene preferencia por entornos de inversión más familiares y menos complejos, en los que la recuperación de la inversión tenga lugar en plazos más cortos.
En conjunto, estos factores han contribuido a la drástica caída de la inversión española en China, reflejando la necesidad de una aproximación más estratégica y adaptada a los desafíos únicos que presenta el mercado chino.
Sectores con potencial de crecimiento
A pesar del declive generalizado en las inversiones españolas, el sector de la automoción mantiene un notable potencial de crecimiento. Los proveedores españoles de componentes automotrices, como Gestamp y Antolin, han expresado un interés específico en expandir su presencia en el mercado chino.
Gestamp, un fabricante de chasis, aspira a que un tercio de sus ingresos provenga de China, mientras que Antolin, especializado en interiores de vehículos, también busca incrementar su apuesta en el país. Evidentemente, este interés se sustenta en la posición de China como el mayor mercado automotriz del mundo.
Esta situación contrasta con las tendencias observadas en otros sectores donde las inversiones españolas han sido más prominentes en el pasado. Tal es el caso de los productos farmacéuticos y los servicios financieros, según datos de la Fundación Consejo España China entre 2012 y 2022.
China mantiene su posición como proveedor fundamental a nivel mundial
Los factores mencionados han sumido a China en una década compleja. No obstante, cabe mencionar la resiliencia en las exportaciones del país que, aunque ya no constituirán uno de los principales motores de su crecimiento, le perfilan aún como un proveedor fundamental a nivel mundial. Así se destaca en informe sobre la evolución de la economía china, China: keeping the dragon awake, recientemente publicado por Allianz Trade, uno de los accionistas de Solunion.
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Medidas del gobierno chino para atraer la inversión extranjera y española en China
A mediados del año pasado, el gobierno chino lanzó un plan dirigido a fomentar un entorno más atractivo para los inversores internacionales. Este incluye incentivos fiscales, la simplificación de los procedimientos administrativos y mayor apertura en sectores clave para la inversión extranjera.
Sin embargo, a pesar de estas medidas, la respuesta de las empresas españolas ha sido tibia. La percepción de un mercado complejo y los desafíos previamente mencionados continúan pesando en la decisión de invertir.
En conclusión, la drástica caída de las inversiones españolas en China refleja un cambio significativo en la estrategia global de las empresas españolas. ¿Podrá esto marcar el fin de una era de expansión en el gigante asiático?