Por cuarta vez, el Gobierno británico ha decidido posponer la puesta en marcha de los nuevos controles fronterizos sanitarios y fitosanitarios para las importaciones comunitarias, previstos tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
La última fecha anunciada era el 1 de julio del presente ejercicio. Sin embargo, el pasado mes de mayo la Administración comunicó un nuevo aplazamiento. Esta vez, hasta finales de 2023.
Buena noticia para los exportadores comunitarios de frutas y hortalizas frescas
Este nuevo aplazamiento de los controles fronterizos supone una noticia favorable para los intereses del sector europeo de frutas y hortalizas frescas. Son los principales productos sometidos a este tipo de controles y carga administrativa, que ralentizan y encarecen las operaciones.
De esa forma, y por el momento, la mayoría de exportadores no necesitará adjuntar un certificado sanitario a sus mercancías, ni someterse a controles físicos o de identidad al paso por la frontera.
Conviene recordar que el sector español presenta una fuerte dependencia respecto al mercado de la Unión Europea. Este absorbe el 60% de la producción nacional, según las cifras de la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex).
La postergación de los controles en Reino Unido permitirá así el mantenimiento de una mayor competitividad de los productos españoles en dicho país; mientras el sector diversifica sus socios comerciales.
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Medidas que se mantienen en vigor para los controles fronterizos
Con independencia de este aplazamiento, y desde enero de 2021, ya estaban instauradas una serie de medidas de control para la mayoría de frutas y hortalizas frescas, las cuales se mantienen en vigor.
Tal es el caso de la declaración aduanera (DUA) y el certificado de conformidad con las normas de comercialización.
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Por otra parte, hay algunos vegetales calificados como de alta prioridad. Es el caso de la patata y las plantas, que están sometidos a otros controles más estrictos y lo seguirán estando. Estos incluyen certificados fitosanitarios y controles físicos en puntos de destino autorizados.
Motivos del aplazamiento de los controles fronterizos
De acuerdo con las explicaciones del Gobierno británico, este aplazamiento se debe al actual contexto geopolítico, así como la necesidad de facilitar la recuperación económica tras la pandemia del coronavirus.
La guerra entre Ucrania y Rusia ha contribuido a encarecer notablemente el precio de la energía. Hay que recordar que el informe “Can Europe do without Russian gas?”, publicado por Euler Hermes, al inicio del conflicto, estimó que el precio de la electricidad y el gas podría incrementarse en un 30% y 50% respectivamente durante los siguientes doce meses.
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Nuevos costes administrativos
Por un lado, el Gobierno británico quiere evitar el coste que las nuevas cargas administrativas podrían suponer para las empresas y terminar siendo transferido a los consumidores del país.
Sus estimaciones apuntan a un ahorro de 1.000 millones de libras esterlinas derivadas de la aplicación de los costosos controles, propios de las importaciones desde terceros países.
Peligro de colapso portuario
Así mismo, el Gobierno quiere prevenir el peligro de que sus puertos y cadenas de suministro se vean saturados con los nuevos controles.
Hay que tener presente que la logística internacional ya se ha visto afectada por una importante presión derivada del encarecimiento del flete internacional a lo largo del último año.
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Futura digitalización de las fronteras
Finalmente, vale la pena destacar que la Administración británica también ha anunciado su intención de acelerar el despliegue de un modelo digitalizado de sus fronteras.
En mayo de 2021, el Ministerio de Interior británico comunicó su deseo de digitalizar completamente sus sistemas de control fronterizos.
Según las últimas declaraciones, el nuevo modelo operativo podría publicarse en otoño de este año.