El reciente informe “Geopolitics of the Energy Transformation: The Hydrogen Factor”, publicado por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), augura que el hidrógeno podría transformar la geopolítica del comercio internacional de la energía.
España tiene una posición privilegiada en esta carrera por copar los mercados mundiales. Sin embargo, existen numerosas barreras y riesgos que presentan un futuro aún incierto.
Transición hacia la producción de hidrógeno azul y verde
La Tierra alberga grandes cantidades de hidrógeno, ya sea como componente del agua o como combustible fósil combinado con el carbón.
Actualmente, el 95% del suministro de hidrógeno es extraído de fuentes fósiles mediante la gasificación y el reformado de metano con vapor. Ambas opciones suponen la liberación de grandes cantidades de CO₂, de forma que no son una opción compatible con los objetivos de descarbonización de la economía.
La primera alternativa, conocida como “hidrógeno azul”, supone su extracción de fuentes fósiles, aunque habilitando sistemas de captura del CO₂. Se trata de una opción de medio plazo que presenta, sin embargo, dos inconvenientes:
- Depende de recursos fósiles, sujetos a la fluctuación de precios en el mercado.
- Y requiere del uso de metano, cuya filtración a la atmósfera, aún en cantidades reducidas, contribuye al calentamiento global, de manera más severa que el CO₂.
Por su parte, el «hidrógeno verde» se extrae del agua mediante la electrólisis, basada en la utilización de energías renovables. Esto permite reducir su huella de carbono a cero.
Barreras para el desarrollo del hidrógeno verde
A pesar de su potencial, la expansión del hidrógeno verde como una alternativa energética a gran escala afronta varios escollos.
- Por un lado, los costes de producción, transporte y almacenamiento son aún elevados en comparación con las opciones fósiles.
- En segundo lugar, las tecnologías aplicadas en la cadena de valor aún no han sido probadas a gran escala.
- La producción, transporte y conversión de hidrógeno aún presentan importantes pérdidas de energía.
- La disponibilidad de electricidad, proveniente de fuentes renovables, es aún insuficiente para atender las futuras necesidades de producción de hidrógeno verde.
- La voluntad internacional de apostar por las energías limpias aún debe traducirse en normativas nacionales que contribuyan a transformar la economía.
- La demanda actual de hidrógeno no justifica la inversión en nuevos proyectos, por lo que el desarrollo de economías de escala, así como la voluntad política, se perfilan como factores imprescindibles.
Principales potencias en la carrera por el hidrógeno
De acuerdo con el citado informe de IRENA, actualmente hay un total de seis países y regiones especialmente posicionadas para acaparar parte del futuro mercado del hidrógeno.
- China, que no solo es el mayor consumidor de hidrógeno del mundo con 24 millones de toneladas anuales, sino que también tiene más de 30 proyectos en marcha.
- La Unión Europea, que tiene previsto desplegar 40 gigavatios (GW) de hidrógeno, extraído con energías renovables, para el año 2030.
- India, cuya política de hidrógeno verde juega un papel fundamental en su objetivo de independencia energética para el año 2047. Ya se ha convertido en el mayor importador de amoniaco del mundo con 1.270 millones de dólares anuales.
- Japón, el país con mayor despliegue de tecnología basada en hidrógeno en múltiples sectores de su economía. Cuenta con una inversión de 670 millones de dólares en 2020.
- República de Corea, que aspira a convertirse en el líder mundial de FCEVs o vehículos eléctricos de pila de combustible por sus siglas en inglés. Además, para el año 2040, espera alimentar con hidrógeno el 40% de sus ciudades.
- Estados Unidos, que no solo es el segundo mayor consumidor de hidrógeno del mundo con el 13% de la demanda global. También ha aprobado una inversión de 9.500 millones de dólares para el desarrollo de tecnología de hidrógeno limpio.
España como futura importadora
Alrededor del 30% del hidrógeno producido podría ser objeto de comercio internacional para el año 2050. No obstante, se prevé un alto nivel de competitividad con un gran número de países planificando su comercialización.
En ese contexto, la capacidad de generar energía renovable barata constituirá un factor determinante en la producción y venta de hidrógeno verde. En ese sentido, España se encuentra en el grupo de los países que podrían convertirse en exportadores competitivos, junto a Australia, Chile y Marruecos.
No obstante, hay un factor que podría hacer peligrar el protagonismo de España. Se trata del coste del capital, que presenta grandes diferencias entre regiones del mundo, y cuya evolución podría perjudicar al mercado europeo en favor de Latinoamérica y Oriente Medio.
Renacimiento de la electrólisis y protagonismo español
Los electrolizadores han sido utilizados en Europa durante décadas y han jugado un papel fundamental en la generación de hidrógeno verde para la producción de fertilizantes, utilizados en la agricultura.
Sin embargo, esta industria está fragmentada y sus volúmenes de producción no rivalizan con la ligada a los combustibles fósiles. Esta situación podría cambiar en los próximos años.
Países como Australia, Francia, Italia, Noruega, España y Reino Unido tienen previsto desplegar 16 GW de capacidad para 2024. Se trata de un conjunto de gigafactorías destinadas a la producción de electrolizadores a gran escala.
Estos proyectos permitirán reducir los costes del hidrógeno verde mediante la producción en masa y la automatización de las líneas de producción.
España es uno de los países que ha puesto en marcha una estrategia diplomática para alcanzar acuerdos bilaterales destinados a la construcción de infraestructuras que permitan el comercio internacional de hidrógeno.
Ahora queda comprobar la evolución de los acuerdos, así como la culminación de los proyectos basados en hidrógeno verde, en los cuales España está involucrada.