De acuerdo con el reciente “Informe del Sector Eléctrico en España”, publicado por Solunion, nuestro país ocupa el puesto número 11 en generación de energía renovable dentro de la Unión Europea.
Los recientes acontecimientos han puesto de manifiesto la vulnerabilidad económica, causada por la dependencia energética del exterior. Por eso, cabe preguntarse si España puede llegar a revertir esta condición y cuáles son sus desafíos al respecto.
Dependencia exterior de origen fósil
España presenta una pronunciada dependencia energética del exterior, con un 73,4% de importaciones en el año 2020. Estas cifras se asemejan a las de algunos de sus vecinos, como Portugal (72,7%) e Italia (76,2%). Sin embargo, se sitúan por encima de otras potencias europeas, como Alemania (66,9%) y Francia (50%).
La mayoría de las importaciones se centran en fuentes de energía fósiles, como el petróleo (69%) y el gas (26%). De hecho, en términos de consumo de energía final, el petróleo acumula el 49% del total consumido. Por su parte, la electricidad reúne el 24% y el gas se sitúa en tercera posición, con el 18% de la energía consumida.
Sistema gasista pero diversificado
España carece de producción propia de gas. Sin embargo, ha logrado flexibilizar su aprovisionamiento en contraste con sus vecinos europeos.
Los principales puntos de entrada actuales de las importaciones energéticas están conectados desde Argelia con el norte de África mediante dos gasoductos. A estas importaciones se añaden las llevadas a cabo por vía marítima mediante buques metaneros, con destino a las plantas gasificadoras.
Además, España también importa gas ruso (10,3%). Sin embargo, su dependencia es mucho más baja que la de sus socios europeos, como Alemania (65,1%) o Italia (43,2%).
Dicho esto, y hasta el año 2022, Argelia había sido el principal suministrador de gas de España con alrededor del 29% de las importaciones totales. Sin embargo, la crisis diplomática entre Marruecos y Argelia provocó una reducción de las importaciones argelinas. De igual modo, la reciente guerra entre Ucrania y Rusia ha alterado notablemente el panorama de proveedores.
El resultado final ha sido la irrupción de los Estados Unidos como mayor proveedor de gas, acaparando el 33% del total durante el mes de febrero de 2022.
Inversión en energía renovable
Con el propósito de reducir su dependencia energética del exterior y cumplir con el Pacto Verde Europeo, España está volcada en la inversión en energía renovable, que ya alcanza el 47% del mix de producción nacional en la línea de Finlandia (46%) o Alemania (47%).
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Ahora bien, conviene tener presente que la seguridad del suministro de las energías renovables, como la eólica o la solar, es muy baja. Por ese motivo, la fijación de precios está mucho más influenciada por los ciclos combinados, los cuales utilizan gas natural.
Este es uno de los motivos por los que el encarecimiento del gas, acontecido durante los últimos doce meses, ha supuesto una notable subida del precio de la electricidad.
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Cifras de generación eléctrica
En 2021, el sector alcanzó el récord histórico de producción de energía renovable con un 48,4% del mix. La media europea se sitúa en el 38,6%.
De acuerdo con la plataforma europea ENTSO-E, España tiene el puesto número 11 en generación de energía renovable en los países de la UE. Concretamente, la energía eólica representa el 24% de la generación, seguida de la nuclear (21,9%), y el ciclo combinado (15,2%).
Exclusivamente dentro de las energías renovables, la energía hidráulica ostenta el segundo puesto (12%), seguida de la energía solar fotovoltaica (8,3%). No obstante, esta última es la que ha experimentado un mayor crecimiento de producción, con un 37,1% respecto al ejercicio anterior.
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Reducida sostenibilidad económica
A pesar de la destacada inversión en energías renovables, la producción energética española sigue fuertemente ligada a los recursos energéticos fósiles, como el gas, el petróleo y el carbón. Esto supone una vulnerabilidad frente a la fluctuación de precios en el mercado internacional, como el reciente conflicto entre Ucrania y Rusia ha evidenciado.
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Así mismo, la utilización de estos recursos supone la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI), con el consiguiente conflicto de sostenibilidad medioambiental.
La superación de esta situación implica varios factores.
- Por un lado, se requiere mejorar la eficiencia energética, tanto por parte del sector privado como en forma de incentivos por parte de la Administración pública.
- Por otro lado, se necesita incrementar la inversión en energía renovable.
Ahora bien, este último aspecto no está carente de desafíos. Para empezar, la madurez tecnológica aún es baja. Esto implica que el despliegue de determinadas energías renovables sea muy costoso y su competitividad frente a las energías fósiles resulte cuestionable.
En este contexto, la energía nuclear se ha puesto de nuevo sobre la mesa como un recurso eficaz que, además, proporciona una alta seguridad de suministro. Igualmente, su materia prima (uranio) presenta disponibilidad geográfica favorable en países estables como Canadá o Australia.
No obstante, la división en el debate político y la opinión pública constituyen una barrera que quizá impida la restauración de esta fuente de energía.
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En conclusión, si España quiere dejar atrás su dependencia energética exterior y liderar la generación de energía renovable europea, necesita superar dos grandes retos.
En primer lugar, los principales actores políticos deben acercar posturas, con el fin de aprobar una planificación energética viable económicamente y de largo plazo.
Y en segundo lugar, el sector privado debe aprovechar las oportunidades tecnológicas para mejorar la eficiencia energética y continuar evangelizando a la sociedad sobre la necesidad de la transición ecológica.