De acuerdo con los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Instituto de Finanzas Internacionales, la deuda a nivel mundial asciende a 296.000 millones de dólares. Esto representa 227 veces el PIB de España y cerca del 350% del PIB a nivel global.
Según el índice Janus Henderson Sovereign Debt, tan solo en 2022 la deuda se incrementó un 9,5%.
Nivel de endeudamiento en el sector público y privado
Ni el sector privado ni las familias son ajenos al sobreendeudamiento. En términos absolutos, nos encontramos en máximos históricos, tanto de endeudamiento privado como público.
De hecho, tanto el sector público como las empresas acumulan una deuda de 86.000 millones de dólares cada uno. Por su parte, el sector financiero suma 69.000 millones. Finalmente, los hogares acumulan otros 55.000 millones.
China pasa a liderar la crisis de deuda
Durante varias décadas, China había sido una compradora neta de deuda pública. Esta situación había situado al país asiático en una posición de poder respecto a la mayoría de potencias occidentales.
Sin embargo, los últimos años han estado protagonizados por una inédita emisión de deuda china. El resultado es que, desde el año 2008, la deuda del gigante asiático se ha duplicado en el mismo periodo.
Esta es una situación que invita a la cautela, dado que China ha sido uno de los principales motores del crecimiento económico mundial. La ralentización de su economía podría acarrear graves problemas a nivel global.
Peligro de crisis de deuda en los países más pobres
Sobra decir que tales niveles de deuda ponen en peligro la estabilidad económica de la mayoría de países del mundo, ahora que la inflación y la escasez de suministros ha incrementado el nivel de incertidumbre. Sin embargo, las naciones más empobrecidas son las que menos capacidad de reacción tienen frente a estos cambios.
Según las estimaciones del Banco Mundial (BM), el aumento de los tipos de interés y la desaceleración mundial amenazan con provocar una crisis de deuda en gran parte de los países en desarrollo. Se calcula que casi el 60% de los países más pobres se encuentra en una situación de alto riesgo de sobreendeudamiento.
De hecho, según la Asociación Internacional de Fomento (AIF), que forma parte del Banco Mundial, los países más pobres que reúnen los requisitos para solicitar financiación de esta entidad, destinan más de la décima parte de sus ingresos por exportaciones a pagar el servicio de deuda pública, y con garantía pública a largo plazo.
En total, suman 46.200 millones de dólares en pagos, lo cual representa el 1,8% de sus ingresos brutos. Se trata de una subida considerable respecto a 2010, donde los pagos de su deuda representaban el 0,7% de sus ingresos.
No en vano, a cierre de 2021, la deuda externa de dichos países superó los 9.000 millones de dólares, lo que supone un incremento del 100% en solo diez años. Estas cifras revelan que la crisis de deuda en los países en desarrollo se ha intensificado.
Se necesita un nuevo enfoque que permita reestructurar y reducir la deuda, así como centrarse en el gasto que favorezca el crecimiento económico y la superación de la pobreza.
El índice de producción industrial y el empleo no se recuperan
Finalmente, la gran pregunta es si semejante situación resulta sostenible y, de ser así, cuáles son los indicadores de recuperación.
A menudo, todas las miradas se centran en las políticas monetarias de los bancos centrales. Sin embargo, las políticas de tipos de interés bajo o incluso en terreno negativo no han ayudado a paliar el crecimiento de la deuda. Al contrario, el “dinero barato” ha motivado a países, empresas y particulares a endeudarse rápidamente.
Ahora que la inflación ha hecho acto de presencia y los tipos de interés comienzan a subir, la atención se centra en los indicadores que auguren una recuperación económica que sustente el pago de la deuda. Nos referimos al índice de producción industrial y la generación de empleo.
En este sentido, algunos países se encuentran mejor posicionados que otros. Por poner un ejemplo comparativo, Estados Unidos ha logrado recuperar la senda del crecimiento en ambos factores, a pesar de que sus niveles de deuda son extremadamente altos. En España, sin embargo, el Índice de Producción Industrial se ha mantenido en terreno negativo durante buena parte de 2021 y 2022, con algunos trimestres protagonizando una breve recuperación. Sobra decir que ni la evolución alcista de los precios industriales ni la inflación han ayudado en absoluto a que la producción industrial cambie de tendencia.
Lectura recomendada:
En lo que se refiere al empleo, la reciente baja de 20.800 autónomos de la Seguridad Social es un claro indicador de un contexto económico adverso.
No hay manera de pronosticar con certeza cuáles serán las consecuencias del crecimiento exponencial de la deuda a nivel mundial. Sin embargo, sí existen indicios, como la elevada inflación, de que las políticas monetarias seguidas durante los últimos años no estaban carentes de contrapartidas. De igual modo, podrían comenzar a hacerse más evidentes en el futuro inmediato.