De acuerdo con el Sistema de Información de Precios en Origen (POOLred), el precio del aceite de oliva en España ha estrenado el mes de noviembre con un nuevo récord histórico: 4,565 euros el kilo.
Además, la subida de precios ha tenido lugar en toda la gama: virgen extra, virgen y lampante o refinado. Este último como principal protagonista tras superar la barrera de los 4 euros el kilo en octubre y alcanzar los 4,46 euros el kilo en el mes de noviembre.
Evolución y récord de los últimos 20 años
A lo largo de las últimas dos décadas, el precio del aceite de oliva había llegado a alcanzar los 4,26 euros el kilo. Semejante cifra solo se había podido apreciar en las campañas 2004/2005 y 2014/2016.
Sin embargo, durante el pasado lustro, se había experimentado un movimiento bajista, truncado por la pandemia del coronavirus. De hecho, desde 2017, el precio del aceite de oliva había llegado a caer por debajo de los dos euros el kilo.
Hay que tener presente que el precio récord de 4,565 euros el kilo se ha alcanzado antes del comienzo regular de la campaña. Es decir, se debe a operaciones comerciales con el excedente de la anterior cosecha. En consecuencia, la previsión es que esta tendencia alcista se mantenga durante el resto del año, debido a que varios de los factores inflacionistas siguen vigentes.
Caída de la producción del aceite de oliva español
La principal causa del alza de precios es la fuerte caída en la producción durante la presente campaña. Se estima que Andalucía, principal región productora tanto a nivel nacional como internacional, sufra una reducción del 50% de su producción de oliva respecto a la media de los últimos 5 años.
Según la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía, esta campaña registrará una producción de 587.000 toneladas. De confirmarse esta cifra, se trataría del peor registro en lo que llevamos de siglo, por debajo de la campaña 2021/2013.
De acuerdo con la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), esta caída de la producción, unida al encarecimiento de los costes, podría ocasionar pérdidas de 1.700 millones de euros.
Fuerte sequía y encarecimiento de los fertilizantes
La proliferación de cultivos superintensivos ha expuesto al sector a una mayor vulnerabilidad frente a la sequía, en un año marcado por la escasez de lluvia.
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Ya en marzo, la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) advertía de la situación. Por aquel entonces, se estimaba que la confluencia de elevadas temperaturas, junto a la ausencia de precipitaciones, afectaría gravemente a los cultivos de secano. Esto produciría una caída del 30% de la cosecha.
Esta situación se ha visto agravada por el encarecimiento de los precios de los fertilizantes. En concreto, la cotización de los fertilizantes de síntesis ha aumentado más de un 300% desde comienzos de 2021.
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Detrás de este movimiento del mercado se halla la escalada en el precio del gas, agravada aún más por el conflicto entre Rusia y Ucrania y las posteriores sanciones impuestas al primero.
Sin embargo, no hay que olvidar que la política europea contra las emisiones de carbono limita la capacidad de los productores europeos de fertilizantes para compensar esta situación de una forma sostenible.
Semejante alza de precios hizo que muchos agricultores optaran por prescindir del uso de fertilizantes, al no poder hacer frente al aumento de los costes de producción. A la postre, esta situación ha afectado al volumen de oliva producido, con los resultados ya indicados.
Sustitución del aceite de girasol ucraniano
El mencionado conflicto entre Rusia y Ucrania ha propiciado que este último haya paralizado sus exportaciones de aceite de girasol. Durante los primeros compases de la guerra, esta situación dio lugar a un alza del 10% en el precio en el aceite de girasol. Al fin y al cabo, el 62% de este tipo de aceite consumido en España proviene de Ucrania.
Sin embargo, su posterior escasez ha forzado su sustitución por el aceite de oliva lampante y el encarecimiento del mismo.
Conviene tener en cuenta que, según la Asociación Nacional de Industriales, Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac), el aceite de girasol se usa de forma mayoritaria en la industria de la alimentación.
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Previsión de la evolución de los precios del aceite de oliva español
En lo que se refiere a la próxima campaña, cabe mencionar algunos aspectos relevantes.
Durante las últimas semanas, el precio del gas ha comenzado a moderarse debido en parte a la llegada del gas natural licuado procedente de los Estados Unidos. Sin embargo, la situación es aún incierta, pues la llegada del invierno podría propiciar un nuevo desabastecimiento de los mercados.
Por otro lado, el citado conflicto en Ucrania no tiene visos de pronta resolución, por lo que los mercados del aceite de girasol y la energía seguirán sometidos a presiones inflacionistas.
En lo que se refiere a la evolución de los precios del aceite de oliva durante la presente campaña, hay dos factores opuestos en juego. Por un lado, el mercado se encuentra inmerso en un movimiento inflacionista que aún no ha podido ser atajado pese a las medidas del Banco Central Europeo. Esto invita a pensar que los precios del aceite español seguirán incrementándose durante el resto de la campaña.
No obstante, el sector se enfrenta a la competencia por parte de otros países, tanto dentro como fuera de la Unión Europea.
- Se estima que Túnez logrará incrementar su producción un 10% hasta alcanzar las 260.000 toneladas.
- Grecia elevará su producción en un 50% hasta las 320.000 toneladas.
- Y Turquía disparará su cosecha un 60%, con 300.000 toneladas.
Estos países no solo van a aportar al mercado un gran volumen de producción. También lo harán con precios más baratos que los productores españoles.
El sector oleícola español podría quedarse así sin margen de maniobra para elevar precios. En consecuencia, es probable que tenga que asumir las pérdidas previstas y reenfocar la estrategia de la próxima campaña.