A mediados de marzo, la agencia calificadora Standard and Poor´s (S&P) alertó acerca de las consecuencias que la epidemia del COVID-19 tendría sobre el sector de las aerolíneas de pasajeros, junto con el turismo, el sector energético y minero, el comercio minorista y la automoción.
En Europa, el sector da trabajo a 5,6 millones de personas y aporta 342.000 millones de euros al PIB del continente.
Estimación de pérdidas para el sector
De acuerdo con las estimaciones que la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) realizó a comienzos de marzo, el sector se enfrenta a unas pérdidas estimadas por valor de 113.000 millones de dólares en todo el mundo.
Por su parte, la consultora Brand Finance ha advertido que las aerolíneas ya han tenido que afrontar unos costes de 183.000 millones de euros, destinados a ofrecer asistencia de emergencia.
Situación del sector en España
Tan solo en España, la parálisis del sector hace peligrar a casi de 750.000 empleos; más que en ningún otro país de la Unión Europea.
La IATA ha estimado una caída de 11.000 millones de euros en la facturación, así como la pérdida de 100 millones de pasajeros.
El impacto global en el PIB español podría alcanzar los 45.000 millones de euros.
Principales factores de riesgo para las aerolíneas
Para valorar el desafío al que se enfrenta el sector, es necesario comprender su modelo de negocio.
El transporte aéreo de pasajeros hace un uso extremadamente intensivo del capital, opera con márgenes de beneficio muy estrechos y afronta elevados costes operativos.
Eso supone que, en un contexto de baja ocupación o reducción masiva de los vuelos, los costes fijos pueden llegar a limitar financieramente a las aerolíneas, como ha ocurrido a lo largo de los últimos meses.
Caída en el número de pasajeros
Según las estimaciones de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), las aerolíneas podrían perder hasta 1.500 millones de pasajeros en 2020.
La caída en el número de pasajeros podría prolongarse más allá del periodo de confinamiento y traducirse en una reducción estructural del mercado, como consecuencia de la crisis económica, y la pérdida de confianza por parte de los viajeros.
Restricciones en los vuelos
La OACI también ha señalado que las restricciones en la capacidad de los vuelos, respecto al número de asientos disponibles, supondrá una importante limitación. La pérdida de ingresos podría alcanzar los 250.000 millones de euros, respecto a los ingresos operacionales brutos previstos.
Conviene tener presente que el umbral de rentabilidad de las aerolíneas se sitúa en torno al 60% de la ocupación de sus vuelos.
Teniendo en cuenta que las medidas de seguridad propuestas suponen reducir la capacidad de los vuelos al 50%, es cuestionable que las aerolíneas puedan continuar con su actividad, con el mismo modelo de costes y precios.
La hipótesis del rescate público
Teniendo en cuenta estas circunstancias, es factible pensar que los Estados intentarán rescatar a las grandes aerolíneas que se vean más afectadas.
Ahora bien, el rescate no siempre es la solución definitiva. El pasado mes de marzo, la aerolínea británica Flybe se declaró en quiebra, pese a haberse beneficiado previamente de las ayudas del gobierno.
La clave de la recuperación del sector no solo está en la liquidez de Tesorería, sino en un nivel de facturación sostenible.
Este escenario pasa por una recuperación de la normalidad del mercado que, hoy por hoy, no parece tener fecha definitiva.