Namibia
Namibia es un país de ingresos medios-altos. Tiene una fuerte dependencia de la minería (especialmente diamantes, uranio, zinc, cobre, plomo y oro), la agricultura (ganado bovino y ovino) y la pesca. Además de su escasa población (2.480.000 habitantes), alrededor del 14% padece VIH, lo que comporta un elevado coste humano, social y económico. Pese a las políticas de reducción de la pobreza, el país se caracteriza por un nivel elevado de desigualdad de la renta.
Bajo crecimiento durante más tiempo. En 2018, Euler Hermes espera un crecimiento del PIB del -0,5%, un segundo año de recesión a costa de la desaceleración económica de 2016. Si bien el rendimiento de la economía de Namibia fue bastante positivo en 2015 gracias a la construcción en los sectores de la minería y la vivienda y a una política fiscal expansiva, la imagen se volvió más sombría u n año después. Una grave sequía causó estragos en las cosechas, elevando los precios de los cereales. Como resultado, la inflación prácticamente se duplicó en 2016 y 2017, hasta alcanzar unos niveles de alrededor del +6,5%. En respuesta a la escasez de agua, el gobierno limitó los suministros, lo que afectó tanto a las economías domésticas como a las empresas del sector de la construcción e industrial. Coca Cola, por ejemplo, tuvo que interrumpir la producción de latas y botellas.
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