Serbia
La economía serbia se enfrenta a una serie de debilidades estructurales, entre ellas la susceptibilidad a las catástrofes naturales y la consiguiente posible volatilidad del crecimiento del PIB junto con una estructura de exportación vulnerable. En la actualidad, varios de los principales mercados de exportación también sufren debilidades, en particular Bosnia y Herzegovina, Montenegro, Italia, Rusia y Rumanía. El entorno empresarial estructural en Serbia ha mejorado en la última década y ahora se sitúa ligeramente por encima de la media en nuestra evaluación de 191 economías. La encuesta Doing Business de 2019 del Banco Mundial sitúa a Serbia en el lugar 48 de las 190 economías participantes: en los subcomponentes clave, ocupa el puesto 23 en el apartado de «comercio transfronterizo», el 65 en «cumplimiento contractual» y el 49 en «resolución de insolvencias».
La encuesta de Indicadores de Gobernanza Mundial de 2018 (Worldwide Governance Indicators 2017) del Instituto del Banco Mundial indica la existencia de debilidades moderadas con respecto al marco normativo, el estado de derecho y las medidas para combatir la corrupción, es decir que todavía existe margen de mejora.
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