La calidad y el servicio definen la productividad y éxito internacional del sector citrícola
Pese a tratarse de un mercado caracterizado por una fuerte y creciente competencia a nivel mundial, España es un consolidado líder en exportaciones de cítricos.
- Concretamente, es el sexto productor mundial de cítricos en fresco, y el primer exportador en naranjas, mandarinas y limones, así como el sexto exportador de pomelos. No en vano, el 60% de la producción es destinada a los mercados exteriores.
- La mandarina/clementina constituye el principal buque insignia de la oferta citrícola nacional, con 2 millones de toneladas de producción, fundamentalmente concentrada en Valencia y Castellón. Por su parte, la producción de limones ronda el millón de toneladas, y se focaliza en Murcia y Alicante.
- La industria de zumos, por otro lado, supone alrededor del 18% de la exportación nacional y, poco a poco, se ha convertido en un área clave para descongestionar el mercado de los cítricos en fresco, en las épocas de mayor competitividad o caída de la demanda.
- El mercado nacional aún mantiene un peso específico importante, pues es el receptor del 20% del tonelaje, si bien su protagonismo ha ido cayendo a lo largo de los años, debido a las oportunidades de exportación.
Una de las mayores debilidades del sector nacional es el elevado coste de producción, en comparación con otros países del Mediterráneo y el Hemisferio Sur. Sin embargo, España ha sabido potenciar su industria, apostando por los mayores estándares de calidad y servicio del planeta.
La calidad y diversificación del producto, la capacidad de distribución por la Unión Europea en condiciones de máxima frescura, y el cumplimiento más escrupuloso de las normativas de etiquetado y calidad de producción se han convertido en sinónimos del sector.
Principales retos y oportunidades del sector citrícola español
A los retos climáticos y medioambientales, se han unido las medidas adoptadas por la Unión Europea, para cumplir con sus compromisos adoptados en el Acuerdo de París, así como los objetivos de desarrollo sostenible establecidos por la Naciones Unidas.
Esto ha generado importantes fricciones entre los agentes del sector y las autoridades reguladoras, debido a las evidentes consecuencias para la competitividad en el corto y medio plazo.
Además, los controles fitosanitarios están volviéndose cada vez más restrictivos, lo cual constituye un factor estratégico, a partir del cual desarrollar la competitividad del sector.
Finalmente, los nuevos competidores y la volatilidad del mercado suponen igualmente amenazas importantes para la estabilidad y crecimiento de un sector que, por definición, hace de punta de lanza para las exportaciones españolas de productos alimentarios.
Principales competidores
La competencia para el sector nacional llega fundamentalmente de Marruecos, Turquía, Egipto y, en menor medida, Sudáfrica y Argentina.
Marruecos y Egipto son, con diferencia, las principales amenazas para España en el mercado europeo, y aquellos que han demostrado una capacidad de crecimiento más sostenido. El apoyo estatal y la consolidación de macro-proyectos de producción intensiva han permitido a sendos países incrementar su producción y hacerse un hueco importante en el Viejo Continente.
Turquía, por su parte, es el primer proveedor de cítricos extra-comunitario, y compite directamente con el calendario de producción español.
No obstante, ha manifestado notables dificultades para ofrecer una producción estable y predecible, ya sea por cuestiones climatológicas o geopolíticas.
En lo concierne al Hemisferio Sur, Argentina y Sudáfrica comienzan a suponer una nueva amenaza para el sector citrícola español. Tradicionalmente, sus exportaciones se concentraban en la época de contra-estación. Sin embargo, han comenzado a reforzar sus envíos durante el calendario español, por lo que deben ser tenidos en cuenta.
Mercados de oportunidad y transformación del sector
El mercado comunitario recibe alrededor del 90% de las exportaciones españolas de cítricos. Sin embargo, la Unión Europea ya ha dado muestras de cierto estancamiento en su capacidad de absorción de la producción, lo cual se agrava con la presencia de los competidores extra comunitarios ya mencionados.
Esto obliga al sector nacional a expandir su foco a otros mercados, tales como Japón e India, que representan dos de las oportunidades con mayores posibilidades de crecimiento.
En segundo lugar, es imperativo que se logre un equilibrio entre el cumplimiento de los objetivos medioambientales establecidos por la Unión Europea, y la viabilidad del sistema productivo. Deben articularse los mecanismos suficientes para prever las épocas de crisis, ya sea por cuestiones medioambientales, caída de la demanda o conflictos geopolíticos. De lo contrario, el sector se volverá vulnerable frente a competidores externos sometidos a normativas menos restrictivas.
Los representantes del sector deben ser capaces de ejercer su influencia para lograr la aprobación de normativas proporcionadas y basadas en el principio de reciprocidad con los mercados exteriores. De esa manera, se ha de favorecer tanto la sostenibilidad, como el crecimiento.
El impacto del Brexit
En el futuro inmediato aún está pendiente la resolución del Brexit y la valoración del impacto que este fenómeno va a tener sobre el sector citrícola. Conviene recordar que Reino Unido es uno de los principales mercados estratégicos para la producción española.
Los cambios normativos por parte del legislador británico –especialmente a nivel sanitario y fiscal- podrían tener graves repercusiones, que deben ser tenidas en cuenta durante el proceso de negociación.
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